Ocurrió hace unas semanas en la puerta de Jesse James, uno de los boliches más icónicos de Isidro Casanova y todo el Conurbano. Tomás Ramos fue atropellado por una camioneta. Sus amigos se pelearon con la persona que lo chocó. La Policía intervino. Uno de los efectivos agarró su escopeta antidisturbios e hirió con disparos al chico accidentado. Hoy, el joven de 22 años está con una zonda esperando para ser operado.
"Me llaman por teléfono para decirme que mi hijo había tenido un accidente. Yo vivo acá cerca y en tres minutos llegué acá. Lo encuentro a mi hijo tirado. Llegando ya escuchaba los gritos de él y cuando le pregunto qué pasó me dijo 'Mami, por favor, mami no me quiero morir'. Horroroso. Había una ambulancia al lado de él sin hacer nada. A los 10 minutos llega otra ambulancia. Yo lo tenía a upa mío y cuando lo levanto, lo subo a la camilla, le pregunté a un muchacho que estaba ahí quién había sido el que le efectuó el disparo y me dijo fue el que está ahí. Entonces yo fui a enfrentar a Gustavo Pedroso, que es esa persona, ese asesino, y muy paradito con las manitos en el pecho me dijo 'Se me escaparon tres tiros, si querés andá a la comisaría'. Entonces le dije que iba a ir a la comisaría y se iba a acordar de mí".
El desgarrador relato es de Flavia, la madre del joven baleado. En diálogo con C5N contó: "Me llama el médico porque se estaba desangrando mi hijo y nos fuimos al hospital. Después yo fui a la comisaría a hacer la denuncia, cuando mi hijo estaba atendido. Llegué y me atendió la oficial Caballero, que me dijo que a mi hijo lo estaban matando a palos en la calle. En ningún momento me dijo que lo chocaron, nada. Y a mi hijo jamás le pegaron porque no tiene un golpe". "Tenía un agujero en el pantalón y se le veía todo", relató la mujer, quien contó que el tiro de escopeta le provocó un grave daño en el pene.
