Los sucesivos aumentos que llevaron la tarifa del subte de $125 a $650 en pcos meses produjeron un doble problema: no sólo se redujo en un 24% la cantidad de pasajeros que utilizan este medio de transporte, sino que dejaron la relación con la tarifa de colectivo en mínimos históricos.
Alineada la tarifa con valores internacionales -aunque sin avances notables en la contracara del aumento, la reinversión-, viajar en subte se volvió más caro y el bolsillo de los trabajadores lo nota.
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Esta realidad la explican los números. Según Luciano Fusaro, titular de la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA), viajar en subte es 2,4 veces más caro que viajar en colectivo con el boleto mínimo, actualmente en $270, de acuerdo a una nota publicada en Ámbito.
Se trata de una de las diferencias más pronunciadas en términos históricos, puesto que la brecha es “récord”. Según Fusaro, la disparidad más fuerte que precede a la actual se vio en 2013, cuando era 2,3 a 1. Con el incremento que el boleto del transporte automotor tendrá el 12 de agosto, la relación va a caer a 1,75.
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Tal vez sea por esta disparidad pronunciada que en junio, según AAETA, la cantidad de pasajeros que utilizan el subte cayó un 24% en el primer semestre a nivel interanual.
La caída en la actividad económica junto con la licuación de los salarios reduce por un lado la necesidad de viajar, en caso de encontrarse desempleado, y por otro la desincentiva, puesto que para un trabajador que no tiene cubiertos los viáticos le cuesta cada vez más afrontar el peso de la tarifa en sus ingresos.