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Godard sabe dos o tres cosas de ella (y del capitalismo)

Se reestrenó uno de los títulos más interesantes de la "etapa Mao" de Jean-Luc Godard. Crítica de un film vigente casi 60 años después.

En el marco de lo que fue su muy vigorosa y productiva "etapa Mao", durante el año 1967 Jean-Luc Godard estrenó cinco largometrajes: "Week-End", "Loin du Vietnam", la extraordinaria "La chinoise", "El oficio más viejo del mundo" y la que nos ocupa en este caso a raíz de su reestreno, "Dos o tres cosas que yo sé de ella".

Atravesado por sus obsesiones de aquellos tiempos (Vietnam, el salvajismo capitalista, De Gaulle y, claro, París y las mujeres) Godard presenta aquí un manifiesto sobre esas cosas pero también sobre el cine, el que venía renovando desde hacía siete años con la pateadura de tablero que fue su revolucionaria década del 60.

Jean-Luc Godard, el último revolucionario del cine

"Habla como si estuviera citando a la verdad", dispara la protagonista del film (Marina Vlady) a poco de comenzar, casi como una descripción del realizador que apuntó las líneas del film (algunas basadas en cartas) en cuadernos de apuntes que luego pasaban a ser parte de un guion tácito.

"De Gaulle aparece como reformista y modernizador cuando lo que quiere es regular las tendencias naturales del capitalismo", dispara en off, susurrando como a lo largo de toda la cita, el propio Godard, por ese entonces narrador omnipresente en sus cortos y largos.

Algunos apuntes sobre "Vivir su vida", de Jean-Luc Godard

"El solo hecho de gozar de tantas comodidades nuevas nos hace consumir más sin pensar en que hay que pagar. Siempre es lo mismo: o se paga el alquiler o se tiene televisión. O televisión o coche. O lavadora o vacaciones. En otras palabras, no hay vida normal", dice también, en un 1967 en el que Godard iba echando algo de leña irredenta a lo que fue la revuelta de mayo del 68. De paso, también, establece un canon de lo que es la situación, casi seis décadas después, en gran parte de la Francia otrora reluciente, hoy con olor a goma quemada en cada esquina de sus principales ciudades.

La trama está ambientada en lo que parecen ser los suburbios de París, ciudad que en el blanco y negro de, por ejemplo, "Bande a parte", brillaba, y aquí a todo color luce desgastada. Tan desgastada como algunos testimonios de mujeres ante la cámara, contando sus rutinas con mayor o menor gracia, según el caso. Un Godard entre relator del presente y voyeur, entre titiritero y cronista.

"Masculino, Femenino", un (otro) clásico moderno de Godard

El film, como los otros films de esta época del autor, parte de la idea de que nadie puede ser feliz en el capitalismo, ni fronteras afuera de los países imperialistas ni tampoco fronteras adentro. Ahí está el corpus godardiano de fines de los 60 y en adelante. Vietnam lo partió en dos y sus vísceras aparecen en pantalla al son de su cabeza en llamas.

"¿Por qué tantos signos que me hacen olvidar del lenguaje y me llenan de significados?", se pregunta montado en una duda que perforó la cebza del artista hasta sus últimos días. Ahí está como testimonio vivo su anteúltimo largo, "Adiós al lenguaje", de 2014, que abrió un epílogo que luego cerró con broche de diamante en "El libro de imágenes", de 2018, última página de un legado todavía no del todo recorrido a fondo.

Los espadazos conceptuales de Godard se entrecruzan en caminos espinosos con el recorrido que hace la femme de la ocasión, la mujer sobre la que el autor sabe dos o tres cosas. Una de esas cosas es que la joven (inmigrante rusa en la ficción) se ve forzada a prostituirse (otro tráiler del futuro con la firma de JLC) y lo hace desde un lugar de plena conciencia de su situación, sin dejar de lado municiones de su personalidad que no piensa desechar. Casi empancipatoria la performance que juega Vlady, desde lo actoral, desde la postura ante cámara, desde lo que dice ella y dice su personaje en paralelo. 

El derrotero de la protagonista es relatado por Godard con bajada de línea discursiva e impronta de maestro del cine que en cada plano deja una lección. En Godard el discurso antiimperialista se cruza con el antifascista y el anticapitalista. ¿Hay forma de que no sea así? El autor dice que no y desde estas líneas suscribimos al pie.

Dos o tres cosas que sé de ella (2 ou 3 choses que je sais d'elle) Francia, 1967. 87". Dirección: Jean-Luc Godard. Guion: Jean-Luc Godard, basado en textos de Catherine Vimenet. Montaje: Francoise Collin, Chantal Delattre. Fotografía: Raoul Coutard. Elenco: Marina Vlady, Claude Miller, Christophe Bourseiller. 
 

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