PALABRERÍO | BAILA COMO PUEDAS | COMO QUE ME LLAMO MARGARITA | discapacidad | escritora | VALERIA ALFIE

La escritora Valeria Alfie y la nueva heroína de la novela biográfica

La autora del libro "Baila como puedas" incursiona en la ficción con “Como que me llamo Margarita”, donde la protagonista camina en medio de grandes adversidades montada en sus zapatos ortopédicos.

Montada en sus zapatos ortopédicos, en su primera novela de Valeria Alfie: Como que me llamo Margarita, la protagonista,caminará en medio de grandes adversidades.  

Este libro reúne con acierto los recursos de la novela biográfica que atrapa con misterio desde la tapa pero, al mismo tiempo cuestiona el sistema que descarta y elimina al no respetar derechos de los etiquetados como “diferentes”. Por eso la novela es al mismo tiempo política y cuestionadora. 

También es un certero homenaje a aquellos que desde un andar dificultoso por la vida logran sobrevivir ese viaje.  

 

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En Infonews, entrevistamos a la autora para conocer la alquimia del libro editado por Grupo Editorial Sur (@grupoeditorialsur).

Infonews: Tu novela logra tener ese carácter crítico y cuestionador pero sin perder la ternura, el amor. De algún modo sale Margarita desde su mundo a dejar un mensaje al mismo tiempo social y político…. ¿Cómo se construyó?  

Valeria Alfie: Empecé a escribir esta novela en medio de la pandemia, me había propuesto terminarla antes de que se muriera mi mamá que estaba atravesando un cáncer, pero a veces la vida va más rápido que lo que uno cree y quien sabe fue a partir de su muerte que comprendí la finitud de la vida y que los proyectos hay que concretarlos.

 Un domingo estábamos caminando con un amigo, en esos que casi no salíamos por miedo al contagio del Covid-19, no había gente en la calle, todos esquivándonos con barbijos y no me sentía en mi mejor momento, es más tenía la horrible sensación de que tenía que buscar un motivo para seguir viviendo, algo que me entusiasmara de verdad. Entonces fue ahí que le dije voy a terminar este libro como que me llamo Margarita, y él me dijo ahí tenés el título de tu novela.  

Es un libro que escribí o mejor dicho me escribió entre las cuerdas, ya sin mi mamá y con mi hijo Giano de hospital en hospital ya que durante seis meses estuvo con dolores fuertísimos en su cuerpo y los médicos no sabían que hacer.

Finalmente en el Hospital de Clínicas le dieron un tratamiento que funcionó. Giano además de la hidrocefalia tiene Síndrome de Klinefelter, que si bien es una enfermedad frecuente, el común de los médicos no la conoce ni sabe cómo tratarla. Fue un momento donde sentí que lo que me tocaba vivir era muchísimo más de lo que podía. Ver el sufrimiento de un hijo es como si te agarraran el corazón con las dos manos y te lo rompieran en pedazos, esa era la sensación.  

Cuando se tienen que atravesar situaciones difíciles, complejas, dolorosas, a veces no alcanza con la cabeza, ni con un buen analista. El exceso hay que ponerlo en algún lugar para poder procesarlo. Y así fue que encontré esta forma de transformar el dolor a través de la escritura. 

Como que me llamo Margarita es una novela combativa, que va al choque, a través del humor se mete con cuestiones difíciles de abordar. Como el machismo, los mandamientos, que en la religión judía son 613, una cantidad imposible de cumplir. Y Margarita los cuestiona. Por ejemplo El ama a tu prójimo como a ti mismo. Ya Freud hablaba de esta imposibilidad. Primero porque ya es un lío esto de amarse a sí mismo. Imaginense el amor hacia el otro y que nos muestra nuestras propias sombras.

Sin embargo, me interesa trabajar este punto en particular porque es importante amar al otro en la diferencia, y el desafío más grande que tenemos como individuos y como sociedad es que esa otredad nos genere empatía más que miedo. Lo diferente suele asustarnos, y en ese punto los invito a repensarnos.  

Margarita, que es el personaje principal de esta historia, es una adolescente con discapacidades que tiene que lidiar en un mundo que no la acepta ni la comprende. Como telón de fondo está la relación difícil que tiene con su Madre. Por favor quiero aclarar que este libro es una ficción, que Madre con mayúscula no es mi mamá, que en paz descanse, ni soy yo. Madre es una forma de representar la crueldad de la sociedad con una persona que tiene discapacidad.  

IN: Desde la tapa usas el tema religioso y espiritual, casualmente muchas libros han salido con el tema de la vida en los barrios de los ortodoxos judíos en Caba. ¿Hay una cierta identidad porteña de Margarita, que la hace cercana pero al mismo tiempo, desgarra esa mayoría que la invisibiliza? 

V. A: Tuve la oportunidad de conocer de cerca ese la ortodoxia judía. Un mundo espiritual que me dio mucho en su momento, sobre todo la esperanza y la fe, que son los que me sostuvieron. Pero hoy a la distancia puedo tener una mirada crítica sobre la obediencia absoluta en nombre de dios. En este libro me animo a jugar con esa variable desde el humor. Cae jamón del cielo, y los religiosos no comen jamón ni locos, pero en este caso lo ven como una bendición del cielo, como un milagro y si dios quiere ahí están todos comiéndolo.

Me pregunto cuantas cosas se hacen en nombre del deber ser, de lo que se espera, y cuantas se dejan en el olvido en nombre del deseo como si fuera una mala palabra. Margarita en varias ocasiones se interroga si Dios existe, si es que se olvidó de ella, si está poseída por el diablo o la está castigando con las siete plagas. 

Los médicos no la registran, hablan con su madre, delante de ella, como si su discapacidad la dejara fuera del entendimiento de lo que tiene para decir. Nadie le pregunta, todos la pasan por alto. Las personas con discapacidad y sin ella somos sujetos de derecho, no objetos de estudio. Estamos atravesados por el paradigma medico que disocia el cuerpo del alma. Pienso que la cura es con el paciente, en ese entre, ese lugar intermedio que hay entre ambos. 

Desde lo personal me encontré con una sociedad que no está a la altura de las circunstancias. El problema no lo tienen las personas que tienen discapacidades, el problema está en el mundo individualista y discriminatorio en el que vivimos. Estamos en un momento sociocultural donde tiene mucha pregnancia la imagen, donde todo tiende a ser homogéneo, hay un borramiento de las diferencias. Las personas que se salen de la media suelen quedar por fuera, no hay mucho lugar, la diferencia tiene mala prensa y además circula poca información y es la ignorancia lo que termina haciendo estragos.  

En la escuela Margarita tampoco encuentra un lugar de aceptación, nadie se quiere sentar con ella, es el bicho raro. Con este personaje intento mostrar algo de lo que ocurre también en el sistema educativo. Me interesa generar una visibilización de lo que sufre una persona por el solo hecho de ser diferente.

Pienso que en ese punto la educación debería enseñar el respeto, la aceptación de las diferencias, el ser solidarios con el que más le cuesta. Integrar, ayudar a construir la empatía. Enseñanzas que van a hacer de este mundo algo mejor. No estoy diciendo que el aprendizaje de los contenidos no importe, lo que digo es que hay mucho por hacer en relación a la inclusión y a las relaciones humanas. 

Hay que educar de manera heterogénea, atendiendo las particularidades que en su conjunto arman un grupo. No pretender que todos aprendan al mismo tiempo ni del mismo modo. La escuela, la sociedad tiene que ser un buen lugar para todos. Y eso depende de lo que decidamos hacer todos y cada uno 

Todos decimos ser inclusivos, pero seguramente ninguno de sus hijos o pocos inviten a sus casas o a las salidas a chicos que tengan discapacidades. Todos nos estamos perdiendo de algo al dejar afuera al que no es igual a nosotros. Yo misma jamás volveré a ser la que fui alguna vez y estoy muy agradecida a mi hijo en ese sentido. La cercanía con una persona que tiene alguna discapacidad te pone en un lugar de aprendizaje permanente, te da vuelta todas las estructuras.   

IN: Ficcionalizando ese andar de Margarita también se reconstruye el protagonismo de tu hijo Giano, el héroe real, y eso conecta con tu primer libro, ¿cómo fue la transición con esta novela? 

V. A: Mi anterior libro, Baila como puedas, es un ensayo novelado que narra la historia de Giano, que hoy ya tiene 18 años y que nació con hidrocefalia. El pronóstico era desolador. Fueron muchos los profesionales de la salud que me dijeron que no iba a caminar, que iba a tener un retraso madurativo, que cuando fuera más grande debíamos ver cuál era su grado de retraso intelectual. Por poco me dijeron que mi hijo iba a ser una planta.  

Soy psicóloga y me puse a investigar que podía hacer frente a esta realidad tan dolorosa que me tocaba atravesar como madre y di con un libro que en ese momento me pareció una gran revelación de Francoise Ansermet y Pierre Magistretti, a cada cual su cerebro, que habla de la plasticidad cerebral que era un concepto que yo no conocía.

Entonces me pregunté si se podía modificar la biología del cuerpo a partir de la experiencia con el afuera. Y me di cuenta que ese concepto que parece muy teórico en realidad fue mi brújula en todo momento, en los tratamientos, con los médicos, en las escuelas. Si las conexiones neuronales se pueden modificar y dependen del afuera, entonces había que buscar los lugares correctos para eso sucediera.  Y esto se engancha con otro concepto que me parece importante resaltar y que es el de la mirada.

Las miradas moldean cuerpos. Si a un chico se le dice no vas a poder, sos tonto, lento, sos ADD, (Trastorno por Déficit de atención   e hiperactividad) o TGD (Trastorno Generalizado del Desarrollo), sos malo, o si la mirada es de pobrecito, esto va a dejar sus huellas en el psiquismo y lo prepara justamente para actuar de ese modo.

El psiquismo infantil está en vías de estructuración .Y esto es algo que tienen que conocer las familias, los tratamientos por los que circule el chico, las escuelas, la medicina.

Las escuelas que tanto se quejan de estos chicos que no se adaptan, sin darse cuenta son grandes generadores de chicos que no se adaptan. Porque según como se mire o como se diga se arma la estructura psíquica. 

Hoy Giano, no sólo camina sino que corre, cocina, es inteligente y lleva una vida que no se parece en nada al destino negro que habían predeterminado.  

Si me preguntan creo que si alguien es el héroe de esta historia es él. Me mostró un camino diferente tanto en lo personal como en mi profesión. Me inspiró para escribir mis dos libros y por sobre todas las cosas me dio una mirada espiritual de la vida que antes no tenía. Hoy me encuentro dando talleres para familiares de personas con discapacidad con una colega, conformamos el grupo Faro inclusión ( @faroinclusion)

 

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