Antes de volver al país que gobierna entre ortodoxias y autoconvencimientos, el presidente Javier Milei cerró sus vacaciones en Europa con un discurso en República Checa, donde dijo sin ponerse colorado que si el plan económico que pone en práctica "nos termina de salir bien, probablemente me den el Nobel de Economía".
Lo dijo como un elogio a su jefe de asesores, Demian Reidel, con quien aseguró que está "reescribiendo gran parte de la teoría económica".
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Milei protagonizó un encuentro con el primer ministro de la República Checa, Petr Fiala, mientras que luego recibió otro galardón simbólico: el Premio del Instituto Liberal en Praga.
Durante su discurso en este último evento, el libertario sostuvo que en la Argentina se está "derrotando a la inflación" y celebró que el índice de precios al consumidor de alimentos y bebidas durante la última semana fue del 0 por ciento, un logro que "no se conseguía hacía 30 años".
Milei también puntualizó que la inflación y la falta de crecimiento económico son los "dos problemas muy claros" que arrastra el país. Y volvió a lanzar su bizarra definición de que está haciendo el ajuste fiscal "más grande de la historia de la humanidad".
Ante la platea, agradeció “este reconocimiento y al trabajo que estamos llevando adelante en la lucha por las ideas de la libertad”.
Por último, como viene planteando en sus discursos en foros internacionales, Milei manifestó que "de la mano de las ideas de la libertad y el progreso tecnológico, de los mercados libres, del respeto de la propiedad privada, del respeto de la vida", Argentina va a poder "convertirse en el caso más brillante de la historia de la humanidad para volver a ser ricos". Y lo dijo con cara de serio.