Gigantesca performance de Cate Blanchett en "Tár"
La actriz compone a una música y directora de orquesta explosiva en la película que podría darle su tercer Oscar gracias a un trabajo memorable.
Es enorme lo que hace Cate Blanchet en Tár y por ello es imposible comenzar a hablar del film de Todd Field (In the Bedroom, 2001) sin hacer referencia directa a ella, que ratifica aquí por qué es una de las más grandes actrices de Hollywood.
La historia de la compositora, pianista y directora de orquesta Lydia Tár que plantea el film es una que está atravesada por la pasión, las obsesiones, la megalomanía y, sobre todo, cómo confluye todo eso en los ominosos pasillos de la personalidad de la artista de ficción a la que Blanchet le entrega su marca actoral más alta hasta la fecha. La performance de la actriz, que ya había validado títulos en opus como Blue Jasmine (Woody Allen, 2013) o Carol (Todd Haynes, 2015), es en este caso excluyente, pero no solo porque su papel se ubique en la centralidad del relato, sino porque ella hace del film un lienzo para su arte performático. El gran guion de firma Field habilita a decir que parece escrito para ella, pero sin el arsenal de tics o subrayados que podría haber generado un texto casi à la carte en otros nombres ilustres del gremio.
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¿Por qué nunca le exigieron tanto a Cate Blanchet? Salvo los títulos antes mencionados, es difícil encontrar otros largometrajes que hayan pedido de la actriz lo que le exige Field, los lugares a los que la lleva con maestría de conductor (¿drector de orquesta?). Hay un dúo creativo en pantalla, una delante y otro detrás de la cámara, es un hecho. ¿Ejemplos en paralelo? Uno muy a mano por los trazos que emparentan a las historias y sus personajes es el de ese glorioso choque de planetas que nos dieron Michael Haneke e Isabelle Huppert en la enorme La pianiste (2001).
Un apartado para el gran trabajo de fotografía de Florian Hoffmeister, que hace unos años le puso brillo a la serie The Terror (AMC, 2018) y aquí toma algo del concepto de lo tenebroso para pintar con sombras y luces (en orden de importancia) el derrotero de Tár, quien está sumergida en culpas, dolores y miedos a los que enfrenta con armas que echan mano tanto a la sutileza cínica en modo Frank Underwood como a la virulencia en el decir de, bueno, también Frank Underwood. El personaje que encarnó en House of Cards Kevin Spacey (con perdón) viene a cuento porque Tár es, entre otras cosas, una reflexión sobre el poder y su costado más fétido. Y también sobre la cancelación.
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A propósito de la cancelación, el uso y abuso de poder, las personalidades explosivas, y más, va un link a uno de los mejores diálogos del film, a cargo de Lydia y un joven remero de aguas asiáticas.
—¿Podemos nadar acá?—, pregunta Tár.
—Mejor en la próxima cascada, acá no.
—¿Está contaminada esta agua?
—No, pero ahora hay cocodrilos. Habían huido cuando se filmó una película con Marlon Brando—, cierra el hombre, en referencia al rodaje de La isla del Dr. Moreau, allá por mediados de los 90s, cuando el célebre ícono de la actuación descontroló la selva y aledaños.
“No albergo la esperanza de que el terror de la isla me abandone nunca”, reza el doctor de la novela de H.G.Welles al cierre del libro. No por nada Brando para aquel papel, no por nada aquel papel y aquel ícono referenciados ante Tár/Blanchet.Tár EEUU, 2022. Guion y Dirección: Todd Field. Montaje: Monika Willi. Fotografía: Florian Hoffmeister. Música: Hildur Guðnadóttir. Elenco: Cate Blanchet, Noémie Merlant, Sylvia Flote, Sydney Lemmon, Mark Strong, Allan Corduner.
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