Constancio C. Vigil junto a su primo Aníbal, quienes estuvieron al frente de la editorial Atlántida durante la dictadura civico-militar, en la que las revistas jugaron un rol primordial en las estrategias del terrorismo de Estado, falleció este sábado, su muerte tuvo gran repercusión porque las victimas, repudiaron que murió impune.
Murió impune Constancio Vigil, quién durante la dictadura organizó operaciones de prensa para legitimar los crímenes más atroces de la dictadura como esta, en la que me utilizaron para justificar el asesinato de mis propios padres?? pic.twitter.com/FmJuLIe6ic
— Alejandrina Barry (@Barry__Ale) July 30, 2023
Editorial Atlántica fue uno de los principales canales de difusión de las campañas de propaganda oficial de la dictadura cívico-militar. Las revistas Gente y Somos fueron casos de estudio sobre los medios como cómplices de la violación de los derechos humanos.
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En diciembre de 1977 se realizó un operativo conjunto de militares Argentinos y Uruguayos asesinaron a mis padres y publicaron mi imagen estando secuestrada mostrándome como víctima de mis padres subversivos para legitimar que fueron asesinados por los genocidas.??
— Alejandrina Barry (@Barry__Ale) July 30, 2023
La editorial hizo notas con prisionerxs de campos de concentración de la dictadura argentina como una entrevista con Thelma Jara de Cabezas, detenida en la ESMA. La revista "femenina" Para Tí, publicó “Habla la madre de un subversivo muerto”.
La legisladora porteña del FIT/PTS e hija de desaparecidos, también fue querellante contra ex Editorial Atlántida por encubrimiento y participación en los delitos de privación ilegal de la libertad y homicidio durante la dictadura.
Barry es hija de Susana Mata y Juan Alejandro, militantes asesinados en diciembre del 1977 por un operativo conjunto en Uruguay entre las Fuerzas Armadas.
Alejandrina Barry era una niña de 3 años cuando desde la editorial Atlántida la usan como propaganda contra sus propios padres.
En información elaborada por la editorial falsearon los hechos en complicidad con los genocidas y decían que la niña era una víctima de sus padres subversivos, que la habían dejado huérfana, que había quedado sola en el mundo y que nadie la reclamaba.