Días atrás, el intento de golpe de Estado contra Lula da Silva en Brasil puso blanco sobre negro en relación a los posicionamientos de la política argentina: se estaba en contra del golpe o a favor. En ese sentido,la dirigencia de derecha de nuestro país dejó muy en claro el lugar en el que está parada.
Además de las posiciones ultras de dirigentes como Patricia Bullrich y el neofascista Javier Milei, hubo participantes de la política mainstream que eligieron la media tinta como expresión, una de ellas fue María Eugenia Vidal, quien se ocupó de cuestionar el intento de golpe sin llamarlo así y evitando la palabra "repudio".
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Sin embargo, el mismo día de los ataques de los bolsonaristas, Vidal aprovechó la movida para acusar de golpista al gobierno de Alberto Fernández y, ya que estaba, al kirchnerismo en su conjunto. Este jueves la exvicejefa de gobierno porteña y exgobernadora bonaerense continuó con su saga en redes sociales, donde llegó al paroxismo de culpar de la hecatombe económica del gobierno de Mauricio Macri a la manifestación realizada frente al Congreso en 2017 (dos años antes de que finalizara la gestión Cambiemos) contra la reforma previsional.
En un curioso hilo de Twitter, la dirigente de Juntos por el Cambio tituló que "el 18 de diciembre de 2017 la democracia argentina estuvo en riesgo".
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En su exposición tuitera, Vidal echa mano a números de una encuestadora para asegurar que en 2017, pleno gobierno de Macri, la pobreza alcanzó "su valor más bajo en décadas", con un dato presunto del 25,7% según el Cedlas.de la UNLP (según los mismos datos en 2003 cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia, el número era del 58%).
Pero lo más voluminoso del discurso de Vidal llega cuando relaciona a la manifestación contra la reforma jubilatoria (famosa por el slogan macrista de las "14 toneladas de piedras") "fue uno de los atentados contra la democracia más grande desde los Carapintadas o La Tablada".
Sí, dijo eso.
Hablando con gente sobre ese día, me doy cuenta que varios tienen en su memoria lo que pasó como “una manifestación más” o “una disputa política”. Pero permítanme decirlo claro: fue uno de los atentados contra la democracia más grande desde los Carapintadas o La Tablada.
— María Eugenia Vidal (@mariuvidal) January 11, 2023
"Ese día, dirigentes kirchneristas y de izquierda vieron que si el plan de gobierno de JxC funcionaba, podían perder el poder por muchos años", elucubra en su hipótesis la mujer que iba a "salvar" a la provincia de Buenos Aires del peronismo pero terminó yéndose tras un primer mandato lapidada por las urnas.
Sin mayor argumento que su opinión sobre el tema, Vidal establece que esa masiva concentración popular de diferentes sectores (y reprimida a sangre y fuego por las fuerzas de seguridad comandadas por Patricia Bullrich) derivó en el desastre con el que se despidió Macri del Gobierno: una inflación galopante, un préstamo ilegítimo del FMI a su partido por casi 50 mil millones de dólares y una cifra de pobreza insultante que, tras el paso de MM, se engrosó aún más durante el actual gobierno del Frente de Todos a galope de la deuda impagable, la pandemia, la guerra en Europa del Este y la actual política socioeconómica, impotente ante la adversidad heredada.
Pero para Vidal la culpa es del otro.
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