Amnistía Internacional acusó a las empresas farmacéuticas que producen vacunas contra el coronavirus de alimentar una "crisis de derechos humanos sin precedentes" y pidió que se suministren 2.000 millones de dosis a los países de ingresos bajos y medios, que, hasta ahora, han recibido solo el 0,3% de las distribuidas hasta ahora.
En un informe titulado "Una doble dosis de desigualdad: las empresas farmacéuticas y la crisis de las vacunas Covid-19", la ONG afirma que la mayoría de las empresas farmacéuticas no dan prioridad a los países más pobres. La publicación se produce antes de una cumbre mundial sobre vacunas que se celebrará mañana y en la que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió anunciar compromisos adicionales para vacunar a los países menos desarrollados del mundo.
"Vacunar al mundo es nuestra única forma de salir de esta crisis. Debería ser el momento de aclamar a estas empresas, que han creado estas vacunas con tanta rapidez, como héroes",
"Pero en cambio, para su vergüenza y nuestro dolor colectivo, el bloqueo intencionado de la transferencia de conocimientos por parte de las grandes farmacéuticas y sus maniobras a favor de los estados ricos han creado una escasez de vacunas totalmente previsible y totalmente devastadora para muchos otros", declaró la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnes Callamard, en un comunicado.
El informe de Amnistía Internacional destaca que AstraZeneca, BioNTech, Johnson & Johnson, Moderna, Novavax y Pfizer se negaron a participar en las iniciativas concebidas para impulsar el suministro global de vacunas y que menos del 10% de la población de los países de ingresos bajos y medianos bajos está totalmente vacunada, frente al 55% de la de los países ricos. Además las farmacéuticas han sido las grandes ganadoras de la pandemias: BioNTech, Moderna y Pfizer han previsto ganar 130.000 millones de dólares estadounidenses para finales de 2022.
De los 5.760 millones de dosis administradas, solo el 0,3% se destinó a países de renta "baja", mientras que el 79% se destinó a países de renta "media-alta" y "alta". Por ese motivo, Amnistía Internacional también le pide a las empresas y a los gobiernos que "cambien el rumbo" y proporcionen 2.000 millones de vacunas a los países de ingresos bajos y medios.