En Argentina, cerca del 96% de la población vive en ciudades, consecuencia directa del sistema productivo.
La sencilla rutina de dejar el hogar para ir a trabajar, pasear, ir a la universidad o realizar cualquier otra actividad, para luego regresar de noche, no es una experiencia igual para todes. Las maneras de transitar la vida cotidiana dependen en gran medida de categorías como género, clase, edad y de los equipamientos sociales, recursos, acceso a servicios y otros factores.
Natalia Czytajlo, investigadora del CONICET e integrante del Instituto de Planeamiento y Desarrollo Urbano (IPDU) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), señala que "el urbanismo feminista se centra en las personas, en sus particularidades, y parte de reconocer a las desigualdades de género como desigualdades de poder que se expresan en los territorios y las ciudades y también en los mecanismos establecidos de intervención”.
El diseño de las ciudades también tiene que ver con la tradicional división sexual del trabajo. Diversos estudios señalan que las mujeres no se mueven igual que los varones, la mayoría se mueve a pie y en transporte público y generalmente con personas a cargo o en función de actividades de cuidados.
Asimismo, la percepción de seguridad también es diferente. En base a esta premisa, la investigadora dio como ejemplo un trabajo que se realizó en la provincia de Tucumán, titulado “Red contra el Acoso Callejero: Espacios de resguardo inmediato para víctimas de acoso callejero y trayectos seguros”. Principalmente, para evitar el acoso y otras violencias que suceden en la calle, se propuso involucrar a negocios que pudieran albergar la primera intervención y dar aviso a la guardia urbana y pensar trayectos más seguras, por ejemplo, optimizando la iluminación (esto afecta directamente las posibilidades de ver y ser vistos que otorgan los límites de las construcciones privadas en la ciudad).
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Czytajlo indicó además que, a lo largo de la historia, la arquitectura, el urbanismo y las disciplinas en general se desarrollaron a partir de la omisión de las referencias y voces de mujeres.
Junto a otras colegas del país, Czytajlo forma parte de la línea de investigación “Urbanismo, Arquitecturas y Diseño Feministas” en la que se sistematizan iniciativas y experiencias en distintos ámbitos sobre las disciplinas proyectuales en clave feminista.
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Pensando en sus experiencias de investigación, también dijo que, en el último tiempo, los gobiernos locales han internalizado agendas urbanas en las que incorporan temáticas como el acoso callejero, la atención a las violencias y, a raíz de la pandemia, se visibilizan las tareas de cuidados que representan junto al trabajo doméstico un estimado de 10 por ciento del PIB global.
Con respecto a los ámbitos de construcción del conocimiento, la investigadora afirmó que sin dudas se deben repensar los mecanismos de análisis e interpretación, así como pedagógicos y de socialización. "También interpela la lógica de construcción de las políticas públicas y el rol del Estado que, como institución también conformada como parte de este engranaje social, debe trabajar cotidianamente para reinstalar y revisar las propias prácticas en pos de la equidad".
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