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Siete preguntas al escritor Sebastián Chilano

El autor de "Las reglas de Burroughs", "Tan lejos que es mentira" y "El lémur" (escrito a cuatro manos con Mauro De Angelis), entre otros libros, responde el cuestionario de Infonews sobre sus gustos literarios, rituales de escritura y temas primordiales de su obra.

Sebastián Chilano nació en 1976 y vive en Mar del Plata. Trabaja de médico y es parte de la librería El gran pez. Ha publicado las novelas "Riña de gallos" (Ediciones B, 2010); "Las reglas de Burroughs" (Gárgola, 2012), que fue ganadora del concurso “Laura Palmer no ha muerto”; "Tan lejos que es mentira" (Letra Sudaca, 2013); "Méndez" (Vestales, 2014); "En tres noches la eternidad" (Vestales 2015) y "Ningún otro cielo" (Letra Sudaca 2017). Ha creado, además, en coautoría con Fernando del Rio, las novelas de la saga de Furca: "La cola del lagarto" (Ediciones B, 2009) y "El geriátrico" (Ediciones B, 2011). En 2012, recibió el premio Alfonsina Storni en el rubro Creación Literaria. En 2020 publicó una novela autobiográfica llamada "Los preparados" por Obloshka y en 2022 la editorial Indómita Luz publicó el libro "El lémur", escrito a cuatro manos con Mauro De Angelis.


1) ¿Cuál fue el primer libro que te deslumbró y por qué?

Creo que debió ser "Las aventuras de Arthur Gordon Pym". Fue el primero que me dio ciertas sensaciones que hoy recuerdo. Yo tendría 14 o 15 años, y lo releí tantas veces como me fue posible tolerar. De adulto no lo he vuelto a leer. Sí conservo, por azar, aquel ejemplar de la colección Mis libros, que está descolorido, casi húmedo en el papel gomoso y que tenía un trabajo introductorio y una biografía de Poe. Fue el primer libro que leí como tal. Puede que me deslumbrara esa historia de un joven que se embarca de polizón con un amigo, y que ese amigo lo esconde en la bodega y le lleva alimento a su escondite. Para un hijo único la amistad se vuelve un bien preciado, valioso, casi de hermandad. Después viene el desengaño —como pasa con ciertos libros— y la amistad toma otros matices. Creo que ahí está el deslumbramiento. O también en la escena del muchacho encerrado en la oscuridad con una bestia que quiere devorarlo, ese muchacho encuentra en la luz efímera de los fósforos su única defensa, pero los fósforos se apagan, o se terminan. Y el final del libro, que no es un final, sino una blancura infinita, es una de las cosas que más me gustó. O eso creo recordar.

2) 
¿Tenés alguna manía o ritual a la hora de sentarte a escribir?

Me gustaría decir que sí, pero ni siquiera tengo un lugar exclusivo para escribir. Los hábitos se adaptan a los tiempos del trabajo y la familia. También a la época del año. Y mientras mi hijo Agustín cambia sus hábitos escolares a medida que crece debo adaptarme a ellos. Por ejemplo, así como hace años podía escribir de noche ahora me quedo dormido. Hoy la rutina es encontrar huecos. Eso sí, si hay música de fondo mejor, pero que sea instrumental.

3) ¿Cuáles son los temas o problemáticas que más te interesan abordar como escritor/a?

A lo largo del tiempo se repiten ciertos temas, es inevitable. Siempre dije que quería escribir una trilogía sobre la muerte, la medicina y el mar. No sé si lo haré porque los temas se condensan a veces en un solo libro. Quizás ya escribí ese libro, no puedo darme cuenta. No soy yo quién deba darse cuenta. Yo solo debo escribir.

4) ¿Qué te gusta hacer cuando no estás escribiendo?

Una de las cosas que hago cuando no estoy escribiendo es pensar en lo que voy a escribir. Quizás esa sea una de las rutinas que deban ir como respuesta en la pregunta 2). Ese pensar en qué escribir me ayuda a sentarme a escribir y ya tener una idea, un lugar a dónde ir. Después disfruto escuchar música, jugar al básquet (me llevó 45 años tener un patio donde colgar un aro de básquet) y hacer ciertas manualidades para las que siempre fui inútil y ahora debo hacerme cargo: cortar el pasto, hacer jardinería, huerta, regar en tiempo y forma cada planta; poner cubitos de hielo para la Violeta de los Alpes y casi nada de agua para la Lengua de Suegra, solo unas gotas cuando al enterrar un alfiler la tierra lo rechaza, seca.

5) ¿Cuál fue el último libro que leíste y recomendarías?

De los locales: "La forma del cielo", de Paula Fernández Vega; un libro de cuentos precioso que publicó Letra Sudaca. Y de los de afuera: "La trilogía de Auschwitz", de Primo Levi.

6) ¿Podrías nombrar a cinco escritores/as que admirás?

Es fácil enumerar los primeros nombres que salen de memoria. De los de acá: Borges y Aira, de los de allá: Quignard y Duras. Pero es un tipo de admiración literaria falsa por un lado: uno admira lo que no podrá escribir, lo que es imprescindible para todo el mundo; y también es una admiración verdadera porque es un faro, la luz que nos quema. Por eso también, o más, admiro y me identifico con quienes escriben aceptando su pequeño o insignificante papel en la literatura, y aún así sigue escribiendo, corrigiendo, esperando con infinita paciencia publicar.

7) ¿Por qué escribís?

Porque lo disfruto. Porque a veces encuentro una historia que quiero contar.


 

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