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Crece la tensión política y social en Brasil frente al desmanejo de la pandemia que lleva adelante el gobierno de Jair Bolsonaro. El récord de muertes y la rápida propagación de la cepa amazónica llevaron a la ciudad de San Pablo a tomar medidas drásticas para intentar frenar la ola de contagios.
Uno de los principales Estados a nivel económico, enfrenta una crisis sanitaria que no parece encontrar una salida por parte de las autoridades nacionales. En la ciudad de San Pablo se registró un nuevo récord de fallecimientos por coronavirus, 679 en las últimas 24 horas.
Bolsonaro, empecinado con la anticuarentena ya no sabe qué hacer
Los paulistas iniciaron dos semanas de confinamiento bajo la denominada "fase de emergencia": sólo podrán salir de sus casas quienes lleven adelante tareas esenciales, se puso en práctica el toque de queda nocturno, los parques y las playas estarán cerrados, lxs oficinistas deben cumplir con las normas de distanciamiento y las clases serán las mínimas e imprescindibles.
San Pablo es el Estado con más muertos, un total de 64.223, aunque en términos relativos está menos afectado que Río de Janeiro, Amazonas o Brasilia. El gobernador Joao Doria alertó que si la fase de emergencia no arroja resultados positivos existe la posibilidad de poner en práctica una cuarentena estricta.
Con 1.800 muertes por día, Brasil compra 100 millones de dosis de Pfizer
Con un promedio diario de 1.841 muertes en la última semana, Brasil se transformó en el epicentro de la pandemia, con cuarentenas en todos los Estados y colapsos hospitalarios en varias regiones, sobre todo en la región sur y en la frontera con la Argentina. Aunque ayer hubo un cambio de ministro de Salud todavía no se han registrado cambios en las medidas para enfrentar la pandemia.
"La política es del gobierno Bolsonaro, no del ministro de Salud; el ministro de Salud ejecuta la política del gobierno, vamos a buscar las soluciones, pero no hay una solución mágica", advirtió hoy el flamante ministro, Marcelo Queiroga.
