Por Fernando Villalba
Cómo el relato científico señala lo que es o no "perversión" y nos convence
¿Por qué Roberto Piazza sostiene con convicción que la bisexualidad es una "perversión"? Lo cierto es que su discurso, más allá de ser discriminatorio, también está amparado en la norma social, en perjuicio de lo que se sale de ella.
22 de noviembre de 2022 - 11:51
El diseñador de moda Roberto Piazza dijo al aire que la "bisexualidad es una perversión", en un programa del canal América. ¿Son sus fundamentos los adecuados? ¿Qué tiene que ver la ciencia con las orientaciones sexuales?
En medio de su diatriba, no faltaron palos para todos los gustos y colores. Todo comenzó con una entrevista en un programa de América: como diseñador, estaba realizando un análisis del vestido que llevaba Flor Peña en una foto. Allí, dijo descaradamente que la actriz "tendría que salir de OnlyFans si va a estar vestida de blanco, porque me parece una falta de ética total y absoluta". Este razonamiento, y los siguientes, responden a conceptos característicos de un sistema que no solo es patriarcal, sino también heteronormativo (esto último se verá más adelante). Para Piazza, una madre no puede exponer su cuerpo a la mirada ajena, "y menos teniendo hijos", como enfatizó el diseñador.
No contento con haber juzgado a la actriz, y motorizado por los cuestionamientos del panel, Piazza prosiguió: "Ella habla sobre el poliamor, y yo no estoy de acuerdo. ¿Cómo podés estar enamorado de dos personas?".
Este hombre demuestra con claridad que no es capaz de empatizar con el hecho de que alguien pueda sentir y vivir de formas que a él no le atraviesan. Es un capricho, un sesgo que nada tiene nada que ver con la época en que nació y se desarrolló como un adulto, sino que tiene una razón de ser que se encubre tras las certezas absolutas, el rigor científico, la hipótesis comprobada y calculada, la única verdad posible.
Los absolutismos nunca depararon nada bueno a un colectivo humano que, por naturaleza, siempre ha sido diverso y ha tendido a hallarse identificado en espacios y cuestiones del ser muy diferentes entre sí.
Para personas como yo, que nos amparamos más en un relativismo donde muchas realidades tienen lugar como legítimas en un mismo plano, afirmar que una propuesta puede ser absoluta, finita e innegable, no nos parece muy creíble; más bien y como mínimo, se nos antoja muy pobre al estar carente de matices.
Cuidado: no diría nunca que la ciencia es una falacia, pero sí me agrada la idea de pensarla como una construcción, tan pacientemente edificada como la religión y el orden social, con sus aciertos y sus vericuetos. La ciencia tiene sus propios mecanismos que le aseguran legitimidad: los pasos para comprobar una hipótesis. Todo es real, pero no la vuelve más que una posibilidad más.
Volviendo a los polémicos dichos de Roberto Piazza, quizá lo más repudiable socialmente es la parte en que dijo: "Ya que estamos vamos a discutirla bien: tampoco estoy de acuerdo con la bisexualidad. La bisexualidad es una perversión dicha por Freud, Lacan, etcétera. Es una perversión; no así la homosexualidad ni el lesbianismo".
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¿Dijo Freud realmente eso?
En Tres ensayos para una teoría sexual, Sigmund Freud planteó que "todos somos bisexuales en potencia", solo que algunas personas tienden a tener más afinidad con hombres o mujeres, y otras no.
"Nuestra líbido -dice Freud- oscila normalmente durante toda la vida entre el objeto femenino y el masculino y considera tarea del psicoanálisis investigar cuál es el factor especial que favorece decisivamente uno de estos factores" (Montero Rose, 2009, El concepto de bisexualidad psíquica, su vigencia y sus implicancias teóricas y clínicas. Montero Rose). En ningún momento Freud dice que es una perversión, y esto es chequeable para cualquiera que desee comprobarlo.
Dirigiéndose a un panelista que le cuestionó lo que dijo sobre la bisexualidad, declaró muy seguro de sí: "Algún día me vas a dar la razón, ahora no porque sos muy pendejo todavía; si vos te enamorás de una mujer y de un hombre y tenés sexo con los dos, le vas a cagar la vida o a ella o él, y también le vas a cagar la vida a tus hijos".
El panelista, menor que Piazza, no puede contradecirlo, dado que el mayor siempre tiene la razón porque "tiene más experiencia". Esto tiene un nombre y es adultocentrismo, que se basa en la creencia de que una persona mayor tiene la razón por sobre lo que une niñe, adolescente o joven pueda decir o hacer.
"Tengo 35 años de psiquiatra-psicoanálisis encima, y te puedo asegurar de que la cosa es así", concluye el diseñador de moda, claramente ajeno a escuchar otras voces.
¿Qué casual, verdad, que la bisexualidad sea la perversión y no la homo ni la heterosexualidad?
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Esto es así para Piazza, en tanto no podría sostener que la heterosexualidad lo sea, dado que sus palabras serían desacreditadas de inmediato, puesto que es "lo normal". Entonces, la otra orientación que queda (ante su obtusa mirada) es la bisexualidad, que no le interpela. Para él, la posibilidad de que a alguien le atraiga más de un único género, o también, más de dos personas al mismo tiempo, no es posible, no es saludable ni natural. De modo que, necesariamente, es una "perversión"; y una perversión es aquello que es una desviación de lo normativo.
Todo este prejuicio se funda, además, en el mito de que las personas bisexuales son "promiscuas", que son indudablemente infieles, que tienen más riesgo de contraer una infección de trasmisión sexual, y que es una fase y, por tanto, indecisión.
Dejamos acá en evidencia que, para su próximo desvarío, Piazza debe consultar sus fuentes. Todes deberíamos hacerlo. Y tampoco nos vendría mal escuchar más a les otres.
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