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Otro ataque de Larreta a las más empobrecidas

El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunció una serie de cambios para quienes reciben planes sociales de su distrito. Y Vanina Biasi, precandidata a sucederlo, escribió este análisis al respecto.

En medio de momentos de mucha zozobra por la pobreza creciente y la constatación de que no se sale de ella con trabajo ya que los salarios de Argentina están entre los más bajos de la región, Larreta anuncia que pondrá más condiciones a las personas más pobres de la Ciudad que son las que reciben la tarjeta Ciudadanía Porteña, una tarjeta a través de la cual se compran alimentos y productos de higiene.

Esta medida fue precedida también por la información de que daban de baja a 1500 Ciudadanías Porteñas por no cumplir con el requisito colocado en agosto del 2022 de que los chicos concurrieran más del 85% de los días a clases por cuatrimestre. Poco les importó inaugurar una política para retener a esos chicos en el sistema escolar. Ni siquiera sabemos si efectivamente han quedado fuera, ya que para personas con muchos problemas sociales, trabajo infantil o adolescente y problemas habitacionales, la exigencia del 85% resulta una vara alta para definir la exclusión de estas franjas de la sociedad del beneficio de la tarjeta para compra de alimentos. Todas son políticas de estigmatización de las personas empobrecidas y de desvalorización total de la función educativa.

Para esta franja están destinadas también las pasantías de trabajo obligatorio y gratuito para menores de edad del sistema de educación secundaria, que consumen el 70% del tiempo que debía ser destinado a la educación en trabajos como el de repositores de grandes supermercados u otros que no tienen nada de formativos y mucho de grandes favores a patronales y al propio Estado de la Ciudad que los explota también. Destruyen la educación los que dicen ser fanáticos de ella. Otra mentira de políticos capitalistas que sólo están para beneficiar a sus amigos empresarios. 

Todas son puestas en escena sin otro contenido que maniobrar políticamente.

La amenaza sobre el recorte a la Ciudadanía Porteña comienza con una medida a lo Tolosa Paz, obligando a una porción de los beneficiarios de la tarjeta, a los que tienen entre 25 y 60 años y no tienen a cargo hijos,  a ratificar sus datos virtualmente antes del 31 de mayo y a acreditar que buscan trabajo.

El jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta, en campaña por la presidencia, escenificó “firmeza” para con los más empobrecidos. Se trataría de un universo de 10 mil de las personas, de acuerdo a los anuncios, que reciben la tarjeta sobre 103 mil beneficiarios que son los integrantes de los 42013 hogares a los que llega el beneficio, según el ultimo informe del jefe de gabinete porteño,, sobre una población de más de 3 millones y el objetivo de la campaña sólo tiene una finalidad política ya que este “gasto” resulta absolutamente menor para la superavitaria Ciudad de Buenos Aires.


Foto: Partido Obrero

 

El monto promedio que varía según composición del hogar, índice de vulnerabilidad y situación de escolaridad es de $15.722. En el caso de los afectados por la nueva resolución el monto es menor que el promedio ya que se trata de aquellos que no tienen hijos. El programa existe desde 2005 y fue mantenido en el tiempo justamente porque desde entonces la pobreza se incrementó. Se accede a él en la medida que el grupo familiar pueda demostrar que accede a ingresos hasta un 25% por encima de la línea de indigencia, fijada en 74 mil pesos en marzo de 2023. La adjudicación de la tarjeta es monitoreada por profesionales, ya que los requisitos para adquirirla son claros  El sistema también tiene un monitoreo por medio del cual se da de baja al beneficio si en cuatro meses no se movieron los fondos de las tarjetas.

Con dicha tarjeta las personas solo pueden comprar alimentos, algo que hacen la mayoría de las veces en locales de cercanía ya que el sistema depende de una red de locales adheridos. Su eliminación, si se produjera, no sólo afecta a los trabajadores que la reciben. Los comercios adheridos verán reducidas sus ventas a partir de estas medidas. Pero la cuestión de fondo es que las personas de entre 25 y 60 años que cobran la Ciudadanía son una cifra totalmente menor y el anuncio solo apunta a tratar de presentarlos como planeros que viven de arriba. Hay que decir que han tenido bastante éxito en esta presentación de la cuestión y socialmente suele cuestionarse a los pobres que cobran algún beneficio social cuando las grandes arcas del Estado se desangran en subsidios a grandes empresas y a iglesias.

El requisito de obligatoriedad a buscar trabajo que colocaron ahora no está aún reglamentado y no se sabe cómo se va a implementar. El mismo supone un principio de que esa gente, mayoría mujeres a cargo de hogares, aunque no tengan hijos propios declarados, no lo hace o deban tener que hacerlo si o si, aún cuando quizá ellas no pueden sobrepasar los límites del arduo trabajo doméstico diario  que cada día depende más de esas mujeres ya que los medios de socialización de la vida de jóvenes, niños y adultos cada día son menos y su cuidado depende cada vez más de las mujeres más empobrecidas. Habitualmente este universo accede a trabajos no registrados como el trabajo en casas particulares.

¿Le darán de baja a la Tarjeta por no poder acreditar trabajo registrado? ¿Contabilizarán el trabajo doméstico como trabajo no remunerado? Le van a dar la  baja de la tarjeta por no buscar un trabajo registrado a mujeres que están realizando tareas domésticas dentro y fuera de su hogar. ¿De que no haya trabajo registrado también son responsables las mujeres más pobres? Dentro del reducido universo de personas que pidieron una tarjeta sin tener hijos (que es a quienes apunta hoy el “nuevo” requisito de Larreta), habrá diferentes realidades, aqui retratamos una de ellas que responde al perfil de quienes cobran el beneficio.

La finalidad de la medida de Larreta es política y es distractiva. Es demonizar a sectores que no son responsables de la miseria reinante y distractiva sobre quiénes son los responsables. A su vez se trata de una medida en la que el mismo Estado que te hambrea te pone condiciones luego para que sólo vivas esa pobreza de una manera y no de otra. La libertad que pregonan los liberales solo es un atributo para clases medias y acomodadas. Es una libertad con restricciones de clase. Los grandes beneficiarios de subsidios en Caba como los empresarios y las iglesias, ni tienen que cumplir requisitos ni son escrachados mediática y públicamente por llevarse una gran parte de la torta del Estado.

El gobierno de Larreta permitió durante años que la empresa de acarreos de autos en la Ciudad no pagara canon. Sólo con lo que evadió esa empresa se pueden pagar largamente muchos más programas sociales en un momento de creciente pobreza. Por su parte, y también a modo de ejemplo, ofrece extensiones impositivas multimillonarias a negocios de la iglesia católica como playas de estacionamiento que regentea el clero. Nunca pone en cuestionamiento estos subsidios que superan con creces a los de la tarjeta Ciudadanía Porteña.  No les importa el dinero del Estado, les importa que sólo vaya a parar a los bolsillos de sus amigos. Es una cuestión de clase elemental la que está en debate con esta política larretista.

Los políticos capitalistas están para defender las espaldas de sus aliados de clase y ellos juntos son los que hundieron a la mayoría del país en la miseria. Que no te distraigan, están tomando medidas para poder seguir llevando adelante las mismas políticas de hambre, miseria y trabajo precario.

 

 



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