La premio Nobel de la Paz 2023, la activista iraní Narges Mohammadi, puso fin a su huelga de hambre en prisión tras conseguir su traslado al hospital sin cubrirse la cabeza con un velo, anunció hoy su familia.
"Me trasladaron el miércoles de la prisión al hospital sin el velo obligatorio", escribió Mohammadi, en un mensaje en inglés en su cuenta de Instagram y que su familia envió a la agencia de noticias AFP.
"Nosotras, siete prisioneras políticas en la prisión de Evin, incluyendo a Golrokh Iraee y Vida Rabbani, comenzamos una huelga de hambre el 6 de noviembre, en solidaridad con Narges Mohammadi, nuestra querida compañera. Fue una protesta contra la pena de "muerte" o "hijab obligatorio", que se ha llevado numerosas vidas en las últimas cuatro décadas", dice el comunicado de Instagram.
Nobel de la Paz impulsa huelga de hambre por falta de atención médica a presos
Mohammadi, de 51 años y conocida por su lucha desde hace más de dos décadas contra la pena de muerte y el velo obligatorio para las mujeres, inició una huelga de hambre el 6 de noviembre.
La activista, que padece problemas cardíacos y necesitaba una hospitalización urgente, rechazó usar velo para su traslado.
"Tras haber sido hospitalizada sin cubrirme y haber regresado de prisión, puse fin a mi huelga de hambre", agregó la activista.
Amigos y allegados que la esperaban en la entrada del hospital fueron detenidos brevemente e interrogados, y sus cámaras fotográficas fueron confiscadas.
"El Gobierno temía que se me viera sin velo", declaró Mohammadi y expresó su disposición a seguir caminando con la cabeza descubierta "hasta la abolición del hiyab".
La también periodista se encuentra encarcelada desde 2021 en la prisión de Evin, en Teherán, aunque previamente había sido detenida y condenada en varias ocasiones.
Además Mohammadi es vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos, dirigido por la también premio Nobel Shirin Ebadi, recibió en octubre el Nobel de la Paz por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán.
Su galardón llegó luego de un año en el que la lucha de las mujeres iraníes tomó relevancia a nivel mundial, ya que la República Islámica fue escenario de una ola inédita de protestas desatadas por la muerte bajo custodia policial de Mahsa Amini.
La joven de 22 años había sido detenida por, supuestamente, vulnerar el estricto código de vestimenta que rige en el país para las mujeres.
En octubre, Armita Garavand, de 16 años, falleció por heridas en la cabeza, luego de que la Policía de la Moral, el organismo que vigila el cumplimiento de las pautas de vestimenta, la detuviera en el metro de Teherán por, supuestamente, no llevar colocado el hiyab cubriéndole el pelo.
Activistas y organizaciones internacionales defensoras de derechos humanos piden desde entonces el inicio de una investigación internacional para aclarar las circunstancias de la muerte de la joven.