En medio de la imparable segunda ola de contagios de coronavirus y el desborde que ya sufre la red sanitaria en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la asistencia del sistema público de salud al privado se repite en estos días de colapso de salas de internación y terapias intensivas.
La situación se da por ejemplo en el Hospital Evita del partido bonaerense de Lanús, adonde llegan por estos días personas que cuentan con cobertura de obras sociales y prepagas con la atención demorada o sin plazas en sus centros médicos para absorber la demanda de sus afiliados y afiliadas.
"Nuestro hospital está lleno (con pacientes) de las más caras prepagas de nuestro país. Están aquí las obras sociales clásicas. Los pacientes vienen solos al hospital porque el sistema privado está colapsado", aseguró este lunes el director del Evita, Javier Maroni.
Dicho centro de salud cuenta en este momento solo con dos camas libres en terapia intensiva. Aunque son pocas, el año pasado tenían solo cuatro plazas en ese sector y actualmente, hay 14.
"Tenemos una enorme cantidad de trabajo. Las ambulancias no dejan de venir. La preocupación es profunda, las cartas están todas echadas, hemos triplicado las prestaciones, tecnología, recursos humanos, más de 200 trabajadores han ingresado al hospital", planteó el médico, quien lleva un año frente a la administración de esa institución.
"Hoy los que más ingresan son pacientes de entre 30 y 50 años, el resto de la franja no ingresa por estar vacunado", explicó.
A pesar del cuadro complejo, Maroni manifestó que por el momento no tienen "ningún conflicto por el oxígeno" y valoró a la gestión de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires por arreglar dos de las cuatro plantas de producción de oxígeno que no funcionaban y colocar 17 plantas más. No obstante, consideró que "todo tiene un techo: el oxígeno, el recurso humano".
Al final, el director del Hospital Evita hizo un pedido a la conciencia colectiva para hacerle frente a la pandemia. "La única manera de disminuir la circulación de un virus potente, agresivo, híper contagioso es disminuyendo la circulación de las personas", reflexionó y afirmó que la esperanza de que pueda cambiar el panorama depende de la "responsabilidad social".
