La compañía escénica argentina de mayor éxito internacional prepara su desembarco en el mítico Estadio Obras: Fuerza Bruta llega al templo del rock nacional con su espectáculo llamado "Wayra". Serán solo 4 únicas semanas, que se inauguran el martes 12 de julio y las entradas están a la venta por sistema Ticketek.
Ir a ver Fuerza Bruta es una experiencia dinámica y de inmersión. Creada y dirigida artísticamente por Diqui James, la obra nos propone quebrar el sometimiento intelectual del lenguaje y utiliza todos los medios disponibles para operar eficazmente sobre la sensibilidad del espectador. El objetivo es que el público ingrese a otros territorios donde existen otras leyes más poderosas a las que conoce.
El espectáculo es, según boca de su producción, "un espacio donde la velocidad de los estímulos recibidos supera la reacción intelectual y la emoción llega primero. El espectador se entrega, sabiendo que forma parte de un hecho artístico, una realidad paralela, etérea, bella, delirante y absolutamente más verdadera que la cotidiana, sabiendo que está siendo conducido a estrellarse contra su propia sensibilidad. Una sensibilidad colectiva, universal, sin traducción, ni anestesia. Brutalmente feliz".
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LAS RAÍCES DE FUERZA BRUTA
El proyecto nació en 2003, como parte de la compañía De La Guarda. Diqui James, uno de los fundadores, y Gaby Kerpel, el compositor musical del grupo, se unieron y comenzaron a entrenar. Posteriormente Alejandro García, en la dirección técnica y Fábio D'Aquila como coordinador general, ambos ex miembros de De La Guarda, se unieron a la apuesta.
Fuerza Bruta se ha convertido en una realidad y sigue teniendo la creatividad, la innovación y la experimentación como sus prioridades, integrándolas con maestría. Se consolidó como un éxito mundial con más de 6 millones de espectadores en más de 34 países y 58 ciudades.
Tras 9 años seguidos en el off-Broadway, fue vista por más de 900 mil personas en Nueva York. “Afortunadamente, para los jóvenes, el espectáculo ofrece una abundancia de deslumbrantes placeres teatrales y sensoriales”, dijo Frank Scheck, crítico del New York Post.