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Entre Pomelo y Micky Vainilla: ahora Calamaro apoya a la ultraderecha española

Con su habitual pose de intelectual rebelde, el músico se expresó en favor del partido Vox, que este domingo intentará ser la sorpresa de la elección presidencial.

Más allá de algunas intermitencias, Andrés Calamaro nunca fue un artista comprometido con su tiempo ni desde el discurso público ni desde sus canciones. Pasó mucha agua desde aquella legendaria "situación de estupefacientes", que describió ante Crónica en épocas de desajuste social a comienzos de los 2000, y este hombre de posturas radicalizadas hacia lo más anacrónico del pensamiento contemporáneo.

Síndrome Pomelo o simple añejamiento intelectual, el punto es que Andrés Calamaro, mientras sigue militando las matanzas de toros en coliseos públicos, suma ahora su apoyo explícito al ultraderechista partido Vox, que asoma como la gran amenaza de la democracia española con postulados anti inmigrantes, contrarios a los derechos de las mujeres y las minorías sexuales (entre otros puntos, prometen "bajar la bandera gay"), con dirigentes cercanos al franquismo y militantes de la educación privada y las jubilaciones sin aportes estatales.

El músico publicó un mensaje en sus activas redes sociales, donde expresó que para las elecciones presidenciales de este próximo domingo elige a la derecha "patriota y reaccionaria".

"El renunciamiento histórico de Antonio Escohotado, la posición incómoda de Fernando Sánchez Drago y la voluntad de mi querido artista José Antonio Morante para mí hablan más que los debates en donde se tiran los trastos por la cabeza", dispara en un texto que fue compartido luego por la cuenta oficial de Vox.

"Queridos ciudadanos de España y regiones. Mis valores los define mi voluntad, lo que considero no negociable", comienza su barroca proclama. En ese marco, arremetió contra los debates televisivos entre los postulantes con más posibilidades (Podemos, PSOE, PP y Ciudadanos). "Cuatro candidatos de los sesenta que se presentan", dice y agrega: "Estos cuatro políticos de oficio apenas si ofrecen gestos progresistas, mucho menos ofrecen blindar las instituciones que dan identidad a la cultura. Me cuesta elegir entre estos cuatro muchachos. En este escenario soy reaccionario porque no tengo dramas en blindar las instituciones culturales", dice también.

"Prefiero el vértigo de los patriotas y reaccionarios, a su manera me representan más que los moderados", escupe. "Ya perdimos mucho, más perdimos en Argentina que en España. Como me importa el bien común, además de mi bien común que todavía tiene algo que perder, me abstengo de apoyar a los candidatos presentados en la televisión", señala sin más.

Por último, con tics de pensamiento mágico y una argumentación endeble, el autor de "Honestidad brutal" redondea como puede y apunta: "Los oráculos me advierten de la posibilidad incómoda, los patriotas que piensan en los obreros y en la gente de trabajo pero sin ademanes progresistas para la platea. Y los oráculos son oráculos, hay que saber interpretar lo que nos dicen".



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