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El congelamiento del consumo interno amenaza a la economí­a

Los expertos coinciden en que la devaluación y el aumento de la inflación ya afectan el poder adquisitivo de los asalariados, fenómeno que podría agravarse en el primer semestre de este año. El rol de los gremios será decisivo. Los empresarios, en su carácter de formadores de precios, también. Atrás quedan 12 años de recuperación de la capacidad de compra familiar.

Las primeras medidas económicas encaradas por el nuevo gobierno en sus inicios de gestión anticipan una caída del consumo para este nuevo año. Con matices, así lo estiman diferentes fuentes consultadas por Tiempo, donde la hiperanunciada devaluación, la eliminación de retenciones al trigo, maíz y girasol y el previsible ajuste de tarifas en ciernes muy probablemente resientan el salario real en una economía que seguirá con índices de inflación de dos dígitos.

El escenario del cual se parte indica una caída relativa en los niveles de consumo interno, que fue un bastión del modelo económico kirchnerista, basado en el estímulo a la demanda y una activa política de ingresos. La Argentina continúa evidenciando exiguos niveles de crecimiento, pese a políticas públicas que la administración anterior impulsó para mantener los estándares de actividad. 

Según consignó Tiempo Argentino, el escenario internacional, además, tampoco ofrecerá buenas noticias para nuestro país: China desacelera su economía, la UE no crece, Estados Unidos lo hace muy a cuentagotas y el principal socio comercial, Brasil, cae al 3%. En ese contexto, la CEPAL acaba de estimar en un 0,8% el crecimiento para la Argentina en  2016, con una moderada expansión del consumo privado.

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Por otra parte, las discusiones paritarias hacen prever una negociación compleja con pisos que arrancarán entre el 28 y el 30% de reclamo, aunque algunos intentarán elevar los pedidos por encima de esos porcentajes: Pablo Micheli, de la CTA Autónoma, ya lo ubicó en un 35% por la aceleración de la inflación entre enero y diciembre. 

En esa negociación, pues, representantes de los grupos empresarios ya han manifestado su compromiso de mantener la plantilla actual de trabajadores, aunque demandan prudencia a los gremios en los pedidos. 

El dato no es menor si se considera que, desde febrero, serán 1900 convenios colectivos los que serán negociados, y parte de las perspectivas del consumo para este año tendrán mucho que ver con las recomposiciones salariales que cada sector consiga para ganarle a la inflación.

Consumo vía crédito

"No veo un crecimiento muy significativo del consumo para este año. 

Un tema importante para sostener los niveles, más que las políticas públicas específicas, será el crédito. Si este se recompone, es probable que el consumo de la población pueda mantenerse en un país que necesita reducir su sector público para devolverle recursos al sector privado", afirma Fausto Spotorno, economista jefe de Orlando Ferreres y Asociados. Habrá que ver, en ese contexto, cómo se contiene la inflación, especialmente cuando se empiecen a revisar las tarifas y los subsidios, que para Spotorno son claves.

Daniel Schteingart, miembro de SID Baires, ve, sin embargo, poco probable que se dé esta lógica de endeudamiento en las familias. 

"Mi pronóstico es que el consumo o se mantendrá estancado (crecimiento de 0%) o caerá algunos puntos (2%). En particular, el consumo que más se ve afectado en situaciones de caída de poder adquisitivo es el de los bienes que no son de la canasta básica, como los de consumo no durable: electrónicos, motos y autos. Por el contrario, los bienes más ligados a la canasta básica (alimentos, mayormente) son mucho más inelásticos. A modo de ejemplo: en 2014, las ventas reales en supermercados en Argentina (mucho más ligados a la canasta básica) cayeron el 0,6%; la de shoppings (donde hay mucho mayor consumo de electrónicos o de indumentaria de marca), cayó un 4%; los patentamientos de autos, lo hicieron un 36%”, explicó el experto.

Efectivamente, los niveles de consumo serán dispares en relación a los bienes durables y no durables. Todo pareciera indicar que, consecuencia de las medidas económicas implementadas durante las primeras semanas de gobierno, los nuevos precios relativos de los electrodomésticos y tecnología serán más altos. 

El interrogante corresponde al sector automotriz, donde el Ministerio de Producción acaba de anunciar una reducción de la tasa de impuestos internos a los automóviles del 10% para los vehículos que superen los $ 350 mil, con el objetivo de aumentar la producción y estimular inversiones. En el caso de los autos de más de $ 800 mil, la alícuota será del 20 por ciento. La menor presión tributaria busca dinamizar una industria que, luego de ser emblema de consumo de sectores medios durante buena parte de la gestión kirchnerista, en los últimos años venía mostrando claros retrocesos.

El peligro de la inflación

Un informe reciente de la consultora especializada en consumo masivo CCR indicó que las ventas en supermercados, hipermercados, locales de cercanía, almacenes y autoservicios se redujeron un 0,4% en términos de volumen en noviembre, y acumularon una baja de enero a noviembre del 0,3% por ciento. "Para este primer semestre del año estimamos una retracción del consumo similar a la post devaluación de 2014. Puede ser que en el segundo haya un leve repunte, pero eso dependerá de la inflación y las paritarias", asegura a Tiempo Sandra Dalinger, gerente de Marketing de CCR. 

En ese contexto, según la consultora las categorías más afectadas serán las de limpieza y artículos de tocador, donde la gente busca más alternativas.

Las políticas públicas específicas de fomento al consumo se sabe que han cumplido un importante papel hasta el momento. 

Por caso, el programa Precios Cuidados que el actual gobierno proyecta para este año entrará en vigencia el jueves de esta semana, con un listado de 370 artículos, una suba del 5% en los valores y un plazo de vigencia hasta marzo. Lo propio con el Plan "Ahora 12", que para el segmento pyme ha sido de gran importancia. 

Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la posibilidad de comprar en 12 cuotas sin interés permitió revertir la tendencia bajista de 3 años consecutivos de caída en las ventas, que recién repuntaron en diciembre de 2014 cuando las mismas aumentaron el 2%, pero que no alcanzó para revertir la tendencia negativa de todo ese año, estimada en un 6,5%. "Si bien las pymes no son formadoras de precios, nosotros estimamos un buen ritmo de consumo si algunas políticas públicas se mantienen. En Navidad, por ejemplo, las ventas minoristas subieron un 4,3% respecto a 2014. Entendemos que la salida del cepo y el pago del aguinaldo han sido señales positivas, además de que el consumidor también va adaptando nuevos patrones de consumo: por ejemplo, crece para Reyes la compra de artículos de librería, como muestra de un tipo de regalo 'útil'", sostiene Laura Garrafa Hakim, de dicha entidad.

Schteingart entiende, en cambio, que la devaluación del 35-40% que implicó la salida del cepo (más la baja de subsidios a la luz, gas, agua y quizás transporte y la quita de retenciones a las exportaciones) derive en que la inflación de 2016 sea sensiblemente más alta que la de 2015: 

"Estimo que en marzo, justo antes de las paritarias, los precios estarán en torno a un 40-41% más arriba que en marzo de 2015. En tanto, los salarios vienen creciendo nominalmente a un 29% anual, es probable que en marzo el poder adquisitivo de los trabajadores sea entre un 9 y un 11% inferior al del año pasado”, afirma. En ese contexto, con paritarias en torno al 30% e inflación anual promedio cercana entre el 35 y el 40%, el consumo se vería resentido claramente: "Así como los salarios son parte de los costos, también son un componente central del consumo. Jubilaciones, pensiones y AUH también son otro motor importante de este, y habrá que estar atento a su evolución."



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