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El chiste que enfureció a Will Smith encierra violencia de género "estética" y "psicológica"

Así lo sostuvieron activistas antirracistas y feministas. Consideraron que lo hecho por el humorista Chris Roth contra la actriz Jada Picket Smith fue un virtual ataque.

Activistas antirracistas y feministas consideraron un ejercicio de violencia de género "estética" y "psicológica" el pretendido chiste que el humorista Chris Roth realizó anoche en torno a la calvicie de la actriz Jada Picket Smith, que motivó una airada reacción de su esposo, el también actor Will Smith, durante la ceremonia de entrega de los Premios Oscar.

"Me puse a llorar cuando vi la situación, porque es de una violencia psicológica muy fuerte y difícil de enfrentar", dijo a Télam la bailarina, performer, docente y militante antirracista afroargentina Victoria Morante Núñez (37).

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"Me movió bastante también porque yo tengo alopecía areata, la misma que padece Jada Picket Smith, y tuve que hacer un trabajo de aceptación muy fuerte para poder seguir con mi vida", dijo la también activista feminista que se quedó sin cabello hace cinco años.

La alopecia areata implica la pérdida repentina de cabello en sectores de la cabeza sin una causa evidente, pero que puede deberse a un trastorno cutáneo u sistémico general. El pelo, en estos casos, se pierde en zonas o sectores que pueden ser de formatos irregulares.

Por su parte, la socióloga y escritora afrovenezolana Esther Pineda (36) reflexionó en sus redes sociales que "como siempre, la atención y el protagonismo quedó reducida a los hombres y la violencia entre ellos" mientras que "lo que Jada pensó y sintió de esta agresión, lo que piensan y sienten millones de mujeres todos los días ante las agresiones que sufren producto de los estereotipos de belleza, queda invisibilizado".

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Durante un fragmento de la entrega de los Oscars que estuvo a su cargo, el actor Chris Rock buscó entre los asistentes a la actriz Jada Picket -afroestadounidense como él- para decirle desde el escenario: "Jada, te amo... G.I. Jane 2, no puedo esperar por verla", en alusión a la película protagonizada por Demi Moore en 1997, en la que ésta afeitaba su cabeza para ingresar a la marina estadounidense.

Inmediatamente las cámaras se posaron en el rostro de Jada, que hizo una mueca de disgusto, y de allí en más siguieron a su esposo Will Smith, que se levantó de su asiento enfurecido para darle una bofetada al presentador. "¡Mantén el nombre de mi esposa fuera de tu puta boca!", le gritó dos veces tras volver a su asiento.

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Para Morante Núñez, el episodio es un ejemplo de cómo "la necesidad de sostener el show" muchas veces sirve como excusa para "prácticas violentas", en este caso, "exponer a la mujer de Will Smith gratuitamente, sin ninguna necesidad" para señalar su alejamiento de los mandatos de la belleza hegemónica.

"Estas prácticas están instaladas en la cultura y son producto de que estamos atravesados por el capitalismo voraz, que implica pensar al otro como objeto, desde el consumo y la apariencia", dijo.

En ese contexto, la industria estética ejerce una fuerte presión "para que te veas de una determinada manera" que conviene a sus intereses comerciales, y fomenta la permanencia de "estereotipos" a los que "todo el tiempo van a querer que respondas. Yo no soy negocio para ningún fabricante de champú", reflexionó.

Pero las miradas curiosas y los comentarios inapropiados no empezaron para Victoria cuando se quedó calva, sino mucho antes, cuando su cabello era visto como símbolo de extranjería o exotismo.

"Cuando tenía pelo, me volvían loca preguntándome de dónde era y hacía publicidades por mis rulos, y ahora que no tengo pelo, la mirada está puesta en que no tengo pelo y millones de veces se me han acercado personas con cáncer a darme la mano o abrazarme", dijo.

Por otro lado, Morante reflexionó que si bien es más frecuente en hombres, en ellos "está más aceptado".

Respecto a la reacción también violenta de Will Smith, planteó que "yo no la puedo poner en tela de juicio más que profundizar más sobre la situación de vida que está atravesando su esposa, que creo que ese tiene que ser el foco".

"Ella hizo un gesto con su cara, no le gustó el comentario. Podría haber hecho algo más, pero las situaciones de violencia te dejan sin poder reaccionar en el momento, en shock. Y si se hubiera levantado o dicho algo, seguramente eso habría quedado solapado una vez más por lo que tenía puesto", dijo.

La joven también consideró que el episodio también demuestra que "los Oscars están organizados con un criterio patriarcal", permeable no solo a los chistes machistas sino de un racismo "solapado".

"Seguramente, el guionista dijo: - Este chiste no lo pude hacer un blanco, y lo puso para que lo diga Chris Rock. Y el racismo se sigue recreando internamente porque un hombre afro está agrediendo a una mujer afro y otro hombre afro sale a defenderla, mientras el conflicto está pudiendo ser observado por el 'colono', de alguna manera", dijo.

En ese sentido, Esther Pineda recordó que Chris Rock "produjo en 2009 el documental 'Good hair' (Pelo bueno) y conoce muy bien la importancia del cabello para las mujeres negras en el contexto del racismo y la industria que se ha desarrollado en torno a éste" por lo cual no es ignorancia lo que lo llevó a "recurrir una vez más al anacrónico recurso de la 'comedia' de burlase del físico de las personas y ejercer violencia estética frente cientos de colegas y millones de espectadores"

"Este es un claro ejemplo de cómo la belleza ha sido construida y erigida como una valor social, no importa si tienes fama o no, si tienes recursos económicos o no, si tienes acceso y visibilidad mediática o no; si eres mujer, y más aún una mujer negra, estás siempre siendo juzgada y expuesta a ser violentada por tu apariencia física si por alguna razón no respondes a la expectativa de belleza que se ha construido para tí", dijo.

Por último, cuestionó que "pese a la gravedad de este hecho y la persistencia de esta narrativa, la academia no se pronunció sobre la agresión de Chris Rock contra Jada" sino que condenó "la violencia" en general, "y los medios solo reseñan lo ocurrido entre los dos hombres. La mujer apenas si es nombrada como 'la manzana de la discordia'".

En tanto, el ganador al Oscar al mejor actor aprovechó su alocución para disculparse en la misma ceremonia con la Academia de Hollywood pero no con Rock. Entre lágrimas, dijo que "a veces el amor te hace hacer locuras" y condenó a "quienes faltan el respeto".

"Tal vez yo no hubiese tomado la decisión de Will, pero entiendo su furia y la defensa que sintió hacer hacia su compañera. Yo lo hubiese dejado expuesto en público porque en base al show y al chiste estúpido del espectáculo no importa a quién se ofende, se lastima o se ridiculiza. La tolerancia para el maltrato y la violencia debe ser cero", dijo a Télam la afrodescendiente y militante antirracista, feminista y lesbiana, Sandra Chagas.



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