Colombia y Venezuela harán este lunes un guiño al sueño de la “Gran Colombia” del Libertador Simón Bolívar al restablecer relaciones diplomáticas y reabrir su frontera común de más de 2.000 kilómetros, avance que consistirá en una “reparación histórica”, mejorará una situación de desastre humanitario en la zona fronteriza y revivirá un comercio bilateral que en 2008 llegó a los 7.200 millones de dólares.
Unidos allá por 1819 en un solo territorio bolivariano que además incluía a lo que hoy son Panamá y Ecuador, Colombia y Venezuela sufrieron en los últimos años tensiones y rencillas políticas que se acrecentaron con la llegada al gobierno de Bogotá de Iván Duque en 2018 y su adhesión absoluta a la "presidencia encargada" del antichavista Juan Guaidó en Venezuela.
El mandato simbólico de Guaidó logró reunir a partir de 2019 el apoyo de casi 60 países en todo el planeta (muchos de las grandes potencias), pero nunca logró hacer pie en la política interna venezolana.
Venezuela y Colombia reanudarán también la conexión aérea y el transporte de carga, en un proceso que será paulatino por la complejidad que supone, adelantaron fuentes de los dos gobiernos.
El vínculo se destrabó este año con la llegada al Palacio de Nariño de Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en 200 años de historia del país, quien de inmediato envió señales a su par venezolano, Nicolás Maduro, a quien Duque y su antecesor, Álvaro Uribe, siempre trataron de dictador.
"Es un hecho histórico; nunca habíamos vivido una situación como la de los últimos cuatro años", reseñó a Télam el expresidente colombiano Ernesto Samper (1994-1998), con autoridad política en su país pero además un hombre con mirada regional desde su conducción de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) entre 2014 y 2017.
En diálogo telefónico, Samper no ocultó su satisfacción por la novedad, que a su criterio viene a reparar una situación por la que responsabiliza a su compatriota Duque.
"La responsabilidad la tuvo la iniciativa agresiva que tomó Duque, quien decidió lanzar una 'operación humanitaria' que de fondo era una invasión territorial de Venezuela; hay que tener en cuenta que estos enfrentamientos uno los comienza cuando quiere y los termina cuando puede", disparó el dirigente del histórico Partido Liberal colombiano.
En el mismo sentido, el exvicecanciller venezolano Vladimir Villegas destacó en charla con Télam la reapertura de "una de las fronteras más activas de América Latina", no sólo por el beneficio que traerá en el orden productivo, sino también por el mejoramiento que habrá en la situación de los migrantes de uno y otro país -en especial en la zona de Táchira y Norte de Santander- y el combate que se establecerá contra las mafias que se beneficiaron con el cierre de la frontera.
En Tibú, por ejemplo, un municipio del departamento Norte de Santander (nordeste) emplazado sobre la frontera y que contiene una de las mayores extensiones de tierra sembradas de coca, más de 15.000 migrantes venezolanos sobrevivieron en los últimos tiempos trabajando como recolectores de la hoja de la preciada planta, acorralados por el hambre y los grupos armados de la región, cuyo accionar se vio favorecido por la falta de controles que no tuvieron la necesaria cooperación de autoridades de los dos países.
Según el último reporte de Migración Colombia, que data de junio pasado, en el país hay 2.477.588 venezolanos, de los cuales 333.806 están regularizados; 617.069, autorizados a permanecer; 1.231.675, en proceso de adhesión al Estatuto Temporal de Protección, y 295.038 están en condiciones ilegales.
"Muchos grupos criminales actuaron estos años en la frontera vendiendo sus servicios para habilitar pasos clandestinos a venezolanos desesperados que buscaban cruzar a Colombia en busca de alguna oportunidad económica", explicó Villegas, periodista y firmante de la Constitución de 1999.
En tanto, y consultado sobre las pérdidas económicas que originó el cierre de la frontera estos últimos cuatro años, Samper estimó, tomando como base la cifra récord de 7.200 millones de dólares de 2008, que el global podría llegar a los 30.000 millones de dólares, con unos 20.000 millones más si se piensa en otras actividades que también originan divisas.
"Si se tiene en cuenta el costo social del cierre de las fronteras, donde existen además escuelas, hospitales, acueductos, etc. la cifra puede trepar a los 50.000 millones de dólares", calculó.
"Tenemos una historia común, lazos de sangre, una relación bilateral de comercio e inversiones que desapareció y que, con solo el anuncio de la reapertura, se ha vuelto a reactivar de manera sorprendente", se entusiasmó Samper, quien no dejó de recordar que la degradación de las relaciones bilaterales fue causada por la "diplomacia ideológica que aplicó la derecha colombiana, que consiste justamente en negar el sentido de la diplomacia: elegir no tener relaciones con los países cuyos gobiernos no coinciden con el de uno".
Más allá de los choques ideológicos y la invisibilidad de la actividad comercial bilateral, el cierre de la frontera ha originado un desastre humanitario, según organizaciones de derechos humanos.
Ambos países comparten una frontera de 2.219 kilómetros de longitud con siete pasos legales, poblada por 12 millones de personas en siete departamentos colombianos y cuatro estados venezolanos.
"Las posturas ideológicas (de ambos países) rompieron la vida de sus habitantes", afirmó el politólogo Ronal Rodríguez en un foro abierto de la Universidad de la Sabana de Colombia, a través de Twitter Spaces, y agregó: "Bogotá y Caracas han convertido la frontera en una especie de cuadrilátero, con sus posturas ajenas a las necesidades de millones de habitantes que necesitan una 'frontera viva' para poder subsistir".
Samper sumó su voz para destacar que, por diferentes motivos, "hay 4 millones de venezolanos que viven en Colombia y una cifra similar de colombianos viviendo en Venezuela", ciudadanos y ciudadanas que en estas épocas de choque diplomático sufrieron diversos atropellos.
Villegas agregó al respecto que años atrás eran muchos más los colombianos que se iban a Venezuela para escapar del conflicto interno, pero que al menos desde poco antes de la pandemia la ecuación se invirtió por falta de oportunidades de trabajo en su país, y la ruptura de relaciones dejó indefensos a aquellos migrantes.
El exvicecanciller del gobierno de Hugo Chávez estimó que en esta nueva etapa será también de mucha importancia el hecho de si progresan las negociaciones de paz del gobierno de Colombia con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), para las cuales Venezuela se ofreció como mediador, ya que en la frontera actúan distintos grupos criminales que extorsionan, asesinan y hasta incursionan en la minería ilegal, y muchos de ellos están relacionados con la insurgencia armada.