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Exigen nuevas formas de producir que no afecten al ambiente

Ya no estamos en la etapa del calentamiento global. Especialistas sostienen que, finalmente, todo empeoró y ahora vivimos una "ebullición" global. Por eso no sorprende que la industria esté siendo estudiada para encontrar otra forma de producir lo que comemos.

El 75% de la superficie del planeta ya fue transformada por el ser humano (y no precisamente para mejor, claro). Esto es, en su mayoría, por -y para- la producción agroalimentaria. Por esa razón la Fundación Vida Silvestre, entre otras organizaciones, están reclamando que se reflexione sobre el impacto de la industria en la crisis climática, la deforestación y pérdida de biodiversidad que vivimos en tiempos de ebullición global.

La forma en que se producen y consumen los alimentos ejerce una enorme presión sobre los ecosistemas que están basados en una "explotación insostenible" de los recursos naturales, lo cual exacerba la crisis climática y ecológica y pone en riesgo la seguridad alimentaria mundial y el bienestar humano, explicaron desde la organización. 

"Básicamente todos los productos alimenticios que consumimos tienen su origen en elementos naturales y en muchos casos los hacemos transformando esas áreas naturales", dijo a Télam Manuel Jaramillo, director de Vida Silvestre Argentina. 

Según datos de la última Cumbre de la ONU sobre Biodiversidad realizada en Canadá a finales de 2022, más del 75% de la superficie del planeta ya fue transformada por el ser humano y de esa proporción, un 41% está destinada al sector agroalimentario. 

Desde 1990, más de 420 millones de hectáreas fueron deforestadas, lo que equivale a más de 46.000 canchas de fútbol por día, y la producción agropecuaria es responsable del 90% de esta transformación. "Las cifras de pérdida de biodiversidad también son contundentes: sólo el 4% de la biomasa total de mamíferos actuales son silvestres, el 60% son ganados (vacas, chanchos o pollos) y el 36% son humanos", informaron.

Jaramillo sostuvo que lo que ocurrió "fue justamente que el avance de nuestro volumen productivo fue a costa del capital natural del planeta y eso implicó deforestación, la pérdida de biodiversidad y emisión de gases de efecto invernadero". 

A nivel mundial, el sistema alimentario es responsable del 80% de la pérdida de biodiversidad, el 80% de la deforestación y el 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). ¿Qué pasa en la Argentina? Se encuentra entre los diez países con mayor tasa de deforestación en el mundo y, a pesar de contar con la Ley de Bosques desde 2007, el 76% de la deforestación sigue siendo ilegal.

"Transformamos ambientes naturales para generar áreas de cultivo o áreas de producción ganadera. Eso trajo la disminución de la capacidad productiva de la zona núcleo, donde se concentra la actividad agrícola del país, pero también produjo la desertificación de la Patagonia por la ganadería ovina principalmente y la disminución de la productividad de nuestros mares, por ejemplo", aclaró Jaramillo.

Para llevar una alimentación más amigable con el medio ambiente, desde Fundación Vida Silvestre recomendaron redefinir los modelos de producción y de consumo, respondiendo a las tendencias alimentarias y productivas que demanda el mercado global. 

"Tiene que ver con consumir menos y mejor carne. Priorizar la carne vacuna que se origina en pastizales naturales, porque los animales criados allí tienen una mejor calidad de vida y le da la posibilidad de convivir con la biodiversidad asociada", afirmó Jaramillo y recomendó "comer los productos de estación y no todo en todos los momentos del año, además de priorizar los que son de producción local".  "Cuando tienen la posibilidad de elegir, las personas prefieren no sólo alimentos más saludables desde el punto de vista de la salud humana, sino que sean más amigables con el ambiente", concluyó.
 



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