El uso político opositor al Gobierno sobre la violación grupal en Palermo ocurrida el lunes, no sólo alimenta la cultura de la violación que nos atraviesa de lado a lado, sino que evidencia que ante una situación aberrante que siempre tiene como víctimas a las mujeres, prima el odio que se traduce en una imperdonable irresponsabilidad comunicacional, y la referente principal de ese odio fue, en esta ocasión, la presidenta del PRO Patricia Bullrich.
Ayer, la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Elízabeth Gómez Alcorta, se refirió en su cuenta de Twitter a la violación en patota, con una evidente reflexión -que en los feminismos se ha conversado muchísimo- y con un fin clarísimo, que es el de despatologizar a los violadores, es decir, dejar de justificarlos y excusarlos bajo el manto de que son "enfermos" o "bestias":
Es tu hermano, tu vecino, tu papá, tu hijo, tu amigo, tu compañero de trabajo. No es una bestia, no es un animal, no es una manada ni sus instintos son irrefrenables. Ninguno de los hechos que nos horrorizan son aislados. Todos y cada uno responden a la misma matriz cultural.
— Eli Gomez Alcorta (@EliGAlcorta) March 2, 2022
Gómez Alcorta amplió la explicación, para despejar dudas frente a cualquier tipo de machismo u odio que se niegue a admitir la naturalización con la que muchos hombres aún consideran que tienen impunidad para abusar, violar, golpear, exponer, maltratar y, en el extremo de los casos, matar a mujeres:
“Es la forma de ser varones, que se aprende desde niñxs y que define quienes somos y cómo nos vinculamos, la que habilita, legitima y reproduce violencias. Durante siglos esa fue la manera en que habitamos la identidad, sobre un pacto implícito que nos define y condiciona”, y culminó: “Ahora necesitamos que los varones sean parte de la lucha que nos lleve a transformar todo lo que deba ser transformado para que todas, todes y todos vivamos, de una vez por todas, en una Argentina libre de violencias”.
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Entonces, Bullrich no perdió la oportunidad de hacer uso político sobre los dichos de la ministra, pero lo único que dejó en claro es que, o no comprendió o no quiso comprender, el mensaje:
"Ella es tu hermana, tu vecina, tu madre, tu hija, tu amiga, tu compañera de trabajo. La drogaron y la violaron entre seis cobardes. Millones de jóvenes estudian, trabajan y generan relaciones de amor y respeto. Pero no: ¡el Gobierno justifica al que viola! ¡Renuncie, ministra!".
Ella es tu hermana, tu vecina, tu madre, tu hija, tu amiga, tu compañera de trabajo. La drogaron y la violaron entre 6 cobardes.
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) March 2, 2022
Millones de jóvenes estudian, trabajan y generan relaciones de amor y respeto. Pero no: ¡el Gobierno justifica al que viola! ¡Renuncie, ministra! pic.twitter.com/apbDlvnaYH
Su tweet generó una ola de repudios y, además, cuestionamientos sobre su falta de comprensión de texto.
Pero el problema más grande, en todo caso, es que el discurso de Bullrich -sesgado por un odio opositor- forma parte del discurso que legitima a quienes eligen por privilegio, comodidad o conveniencia, avalar las violencias contra las mujeres cis y el colectivo LGBTIQ+.
