SOCIEDAD | abuelas de plaza de mayo | María José "Cocó" Lavalle Lemos | María Lavalle | nieta restituida

Abuelas entregó recuerdos de sus padres a una nieta restituida y su hermana

Cada vez que es posible, Abuelas entrega archivos que incluye material como fotos de sus padres y testimonios de sus familiares. Esta vez le tocó a "Cocó", como cariñosamente la apodan en la agrupación de DD. HH.

Foto: Abuelas Difusión.
María Lavalle Lemos abraza a su hermana María José,
Foto: Abuelas Difusión. María Lavalle Lemos abraza a su hermana María José, "Cocó".

Abuelas de Plaza de Mayo otorgó este jueves a una nieta restituida y a su hermana dos cajas con fotos, entrevistas y recuerdos de sus padres desaparecidos, una acción que realizó con la documentación recabada por el Archivo Biográfico Familiar (ABF) de la asociación.

"Este es un acto sagrado que repetimos cada vez que podemos: entregarle a las y los nietos sus archivos biográficos", dijo la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, al darle estas cajas a la nieta restituida María José "Cocó" Lavalle Lemos y a su hermana, María Lavalle, se informó en un comunicado.

La entrega de esta documentación -que tiene entrevistas a familiares, amigos y compañeros de sus padres, Mónica María Lemos, y Gustavo Antonio Lavalle, y su tío Mario Lemos- fue realizada en la sede que la organización tiene en Virrey Cevallos 592, ciudad de Buenos Aires.

"Es una satisfacción verlas, como han crecido, ver a sus hijos y a sus familias; por eso nuestra alegría. Ustedes pudieron conocer y disfrutar a su abuela (Haydeé Vallino de Lemos, una de las fundadoras de la Asociación), que nos acompañó todo lo que pudo y hoy nos acompaña desde algún lugar, como el resto de las Abuelas que ya no están", agregó de Carlotto durante la ceremonia que también contó con la presencia de Buscarita Roa y otros integrantes de la comisión directiva.

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Según la asociación, el proyecto tiene el objetivo de que "cada nieto, a medida que es encontrado, pueda encontrarse con parte de la familia que reconstruyó la historia de su papá y mamá para que todos conozcan de dónde vienen, quiénes son".

"Queremos que se emocionen con el contenido de estas cajas y que lloren pero de alegría. Hay mucho para seguir luchando. Faltan 300 nietos. Con una sonrisa, con optimismo, vamos a seguir buscándolos", concluyó la presidenta de Abuelas.

Al recibir las cajas, Cocó agradeció: "Seguro que acá hay sorpresas que no vi antes. Lo miraré con mi hija Jazmín".

Por su parte, María reconoció el trabajo de la organización y afirmó que "siempre es lindo recibir estas cosas" y que, "sin dudas, va a haber entrevistas que nunca leímos".

En tanto, la coordinadora del ABF, Daniela Drucaroff, manifestó su deseo de que "las voces del archivo enriquezcan la historia de Mónica, Gustavo y Mario".

Por su parte, el secretario de Abuelas, Abel Madariaga, destacó el trabajo de las hermanas Lavalle, que desde hace años pertenecen a la institución: "Cocó, junto con otros, creó el área de genética de la institución que tantos frutos ha dado. Y María fue una de las que armó el área psicológica para contener y acompañar a los nietos".

 

El caso

Mónica y Gustavo se casaron a fines de 1975. En abril de 1976 nació su primera hija María. Se fueron a vivir a José C. Paz, a un barrio humilde. En junio de 1977, ella estaba embarazada de ocho meses cuando fue secuestrada con su marido y su hija de un año y tres meses. Los llevaron a la Brigada de Investigaciones de San Justo donde estuvieron unos cinco días. La pequeña María fue dejada en el umbral de la casa de su abuela materna, mientras que a sus padres los trasladaron al centro clandestino conocido como “Pozo de Banfield”. Allí, en un sótano, Mónica dio a luz a su segunda hija, María José, “Cocó”, para todos y todas en Abuelas.

 

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Cocó, la beba nacida en cautiverio, fue apropiada por una mujer policía que trabajaba en la Brigada de San Justo y su marido.

Las denuncias sobre su paradero llegaron a Abuelas a partir de 1985 y finalmente se presentó una causa judicial. El juez ordenó un análisis genético, que en octubre de 1987 determinó que la pequeña de diez años era la hija de Mónica y Gustavo. De inmediato la niña se fue a vivir con sus abuelos y su hermana María y se integró de inmediato su familia.

Mónica Quiñones, tenía 12 años el día que se llevaron a Mónica Lemos y Gustavo de su casa en José C. Paz. Ella no presenció directamente el operativo, pero supo por otros vecinos y de inmediato ingresó a la casa y dio aviso a la familia. Liliana Zambano, es sobreviviente del Pozo de Banfield y estuvo con Gustavo en ese Centro Clandestino. Ella llegó a la Brigada el mismo día que trasladaron a Mónica para dar a luz, y así se enteró del nacimiento de la segunda hija del matrimonio.

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