Al menos una treintena de migrantes estaban desaparecidos tras el naufragio en la noche del pasado sábado de dos embarcaciones frente a las costas de la isla de Lampedusa, al sur de Italia, informó este domingo la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Unos 28 pasajeros de uno de los barcos y tres de un segundo desaparecieron en el mar Mediterráneo, después de que las embarcaciones naufragaran debido a las malas condiciones meteorológicas, precisó la OIM, un organismo de la ONU.
Otros 57 pasajeros fueron salvados por lanchas patrulleras de la Guardia Costera italiana, que halló, además, los cadáveres de una mujer y un niño.
Tras hablar con los supervivientes, los responsables de la OIM estimaban que aún había "al menos 30 personas desaparecidas", según dijo a la agencia de noticias AFP el vocero del organismo, Flavio di Giacomo.
La primera embarcación que naufragó había zarpado de Sfax, en Túnez, y tenía 48 migrantes a bordo, 45 de los cuales fueron rescatados, informó la agencia de noticias italiana ANSA, que citó a la Guardia Costera.
Los sobrevivientes hablaron de tres desaparecidos: una mujer y dos hombres.
En el segundo barco, que al parecer zarpó también de Túnez, había 42 migrantes procedentes de África subsahariana, de los cuales 14 fueron rescatados y 28 permanecían desaparecidas, agregó la agencia.
La Policía de Agrigento, en la vecina isla de Sicilia, abrió una investigación sobre el siniestro, y el jefe policial, Emanuele Ricifari, aseguró que las previsiones meteorológicas ya habían anunciado malas condiciones para navegar.
Los investigadores intentarán este domingo volver a escuchar a los supervivientes, 47 hombres y 10 mujeres en estado de shock, para intentar reconstruir lo sucedido, dijo Ricifari.
"Quien fuera que les permitió, o les forzó, a salir con este mar es un criminal loco sin escrúpulos", declaró a la prensa local.
Las condiciones del mar en el Estrecho de Sicilia, debido al fuerte viento mistral, son prohibitivas.
Cómo sucedió
El sábado, una pequeña embarcación con una veintena de inmigrantes se estrelló en el acantilado de Ponente, un promontorio rocoso de más de 100 metros de altura, y los náufragos quedaron varados entre las rocas porque las patrulleras de la Guardia Costera no pudieron rescatarlos debido al mar embravecido.
La Cruz Roja les suministró comida, agua, ropa y mantas isotérmicas con helicópteros que sobrevolaron la zona, pero los guardacostas no pudieron socorrerlos aún por mar debido al intenso oleaje.
Sin embargo, pese a que persistía un clima adverso, los equipos de rescate se disponían a salir para intentar salvarlos.
Si el viento no amaina, los rescatistas intentarán extraerlos por el barranco, de 140 metros de altura, según informaciones en la prensa.
La travesía del Mediterráneo central desde el norte de África hacia Europa es una de las más mortíferas del mundo.
Antecedentes
Más de 1.800 personas murieron desde el inicio del año intentando cruzarla, según Di Giacomo, es decir, casi 900 más que el año pasado, y se estima que la cifra sea más elevada porque se descubren muchos cuerpos en el mar.
Los traficantes envían a los migrantes en barcos de hierro, que son más baratos que los habituales barcos de madera, pero totalmente inadaptados para la navegación en el mar.
Más al este, en Grecia, guardacostas rescataron hoy a 49 migrantes que se encontraban a la deriva en el Mediterráneo, unos 200 kilómetros al suroeste de la península del Peloponeso, informaron autoridades.
Entre los rescatados hay tres de origen egipcio que fueron detenidos bajo sospecha de participar en una red de contrabando de personas.
La mayoría de estas personas procedían de Siria y se subieron a la embarcación en las costas de Libia, en el norte de África, según informaron medios de comunicación griegos.
Entre este casi medio centenar de personas rescatadas había ocho menores de edad y dos mujeres.
La gran mayoría de estos migrantes se encuentran en buen estado y solo dos fueron trasladados a un hospital en Kalamata, en el sur de Grecia, a orillas del mar Jónico.
Las bandas de traficantes que operan en las rutas del Mediterráneo oriental y central intentan trasladar a centenares de migrantes cada semana desde Turquía, Líbano, Siria, Egipto y Libia a países de la UE como Chipre, Grecia o Italia.