Ante la fuerte caída de ventas automotrices en la primera mitad del año, Volkswagen debió adecuar la estructura de sus plantas y redujo 300 empleos, la mayoría a través de un programa de retiros voluntarios que incluyó a personal jerárquico.
“Debimos adecuar la estructura de nuestras plantas a la nueva situación del mercado local y exportación para garantizar la sostenibilidad de la compañía y las personas que trabajan en ella”, señaló la compañía.
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Además, dijo mantener un “diálogo fluido con los representantes de los trabajadores para desarrollar e implementar en conjunto las herramientas necesarias que permitan sobrellevar la situación que atraviesa la industria siempre cuidando el bienestar de los trabajadores”.
Volkswagen aseguró la continuidad del funcionamiento de sus plantas y dijo que "renueva una vez más el compromiso que tiene desde hace 44 años con el país”.
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La empresa debió reacomodar su plantilla de operarios y producción. En algunos casos, con la reducción parcial o total de algunos turnos; en otros, con retiros voluntarios para adecuarse a la nueva situación.
Sectores sindicales de la empresa reunidos bajo el lema “Trabajadores Despedidos de Volkswagen en Lucha por la Reincorporación”, cuestionaron el achicamiento de personal.
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Dijeron que “la empresa dueña de Audi, Scania, Seat, Lamborghini, Skoda, y Volkswagen en la localidad de Pacheco, provincia de Buenos Aires, se encuentra en un proceso de despidos de trabajadores mientras mantiene una producción de más de 400 unidades por día”.
Aseguraron que “lo que había comenzado con un ‘proceso de reorganizar’ la producción a costa de que sus empleados acepten los retiros -in-’voluntarios’ terminó en despidos encubiertos para quienes decidieron mantener su fuente de trabajo en relación de dependencia”.