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“Los del interior lidiamos con el prejuicio porteño sobre lo que nos corresponde escribir”

El escritor chaqueño Mariano Quirós, autor de Río Negro, Una casa junto al Tragadero y La luz mala dentro de mí, entre otros libros, habló con Infonews sobre sus obsesiones literarias, la política argentina y el Festival Mulita. También recordó a su colega y amigo Carlos Busqued, a más de un año de su muerte.

Tras ganar el Premio Tusquets de Novela en 2017 con Una Casa junto al Tragadero, el chaqueño Mariano Quirós se convirtió en un referente ineludible de lo que se conoce como literatura regional, es decir, aquella que no se deja encandilar por las luces de Buenos Aires y propone narrar el interior del país (Hernán Ronsino, Selva Almada y Federico Falco son otros de sus exponentes). Hablamos de historias y personajes de provincia, donde la geografía y las leyendas son amenaza y a la vez promesa. En definitiva, de una literatura que va a contramano del etnocentrismo porteño.

Quirós también es autor de la novela Río Negro (2014, Premio Laura Palmer no ha muerto) y de los libros de cuentos La luz mala dentro de mí (2016, Premio del Fondo Nacional de las Artes) y Campo del cielo (2019), entre otros. Infonews conversó con el reconocido escritor nacido en Resistencia en 1979.


Infonews: -Tu literatura suele abordar el choque entre el mundo rural y el urbano. ¿Qué encontrás o te interesa particularmente explorar en esa relación?

Mariano Quirós: -Supongo que son varios motivos, algunos que incluso se me escapan a mí mismo. Pero algo de lo que estoy bastante seguro es de que esa combinación entre un paisaje de características determinadas y comportamientos o modos de vida de tinte más bien urbano ya ofrecen de por sí la posibilidad de un conflicto. Me basta con imaginarme a mí mismo llevando una vida en el campo, una vida más o menos apartada, que me invade en principio una cierta melancolía y después la sensación, más bien la certeza de que no podría cumplir con ni una de las demandas que esa vida impone.

In: -¿Por qué te gusta trabajar con los mitos del monte chaqueño?

MQ: -Son mitos regionales, en realidad, que trascienden al Chaco. Y no es que me guste trabajar específicamente con esos mitos, pero tiene que ver también con lo anterior, con la posibilidad de hacer chocar esos mitos con la vida actual, con algo así como la vida moderna. Cómo se lleva un chupacabras con el despiste de una pareja que se toma un fin de semana en el campo. Por otra parte, me gusta porque me sale hacerlo. Orlando Van Bredam, escritor formoseño al que quiero mucho, me decía años atrás, antes de que yo publicara, que intentara siempre mantenerme lejos de los regionalismos, de los mitos, del folclore provinciano. Tenía su lógica, porque los narradores y las narradoras del interior tenemos que lidiar seguido con el prejuicio porteño sobre lo que nos corresponde escribir. Mi vida, tan urbana, no se ajusta mucho a los mitos aquellos. Lo que hice, entonces, en vez de evitar los mitos, el folclore y el provincianismo, fue lanzarme de cabeza sobre ellos.

In: -En una entrevista de hace unos años leí que salías a correr diariamente. ¿Seguís con el hábito? ¿Es un momento para pensar en la literatura o, por el contrario, para sustraerse de ella?

MQ: -Un poco menos que antes. Tengo los ligamentos limados, al borde de la rotura. Iba a operarme -hasta el prequirúrgico me había hecho- y justo llegó la pandemia. Tengo un dolor agudo y permanente sobre el que cada tanto -tres, cuatro veces a la semana- hago oídos sordos, me calzo los cortos y me escapo. Y no, no pienso en nada mientras corro, aunque a veces da la sensación de que sí, de que puedo entender cada misterio del mundo.

In: -¿Qué libros leídos en tu juventud aún hoy te parecen extraordinarios?

MQ: -Muchos, casi todos. De Gustavo Roldán a Roberto Bolaño, de Cortázar a Julio Verne.

In: -Ya pasó más de un año de la muerte del escritor chaqueño Carlos Busqued. ¿Cómo lo recordás?

MQ: -Busqued era un ser luminoso, un ser de luz. Raro y encantador. Con mi amigo Pablo Black organizamos la primera presentación de Bajo este sol tremendo, en la Feria del Libro de Villa Ángela, en el Chaco. Ahí lo conocí. De alguna manera Busqued aportó una clave –que no sé cuál es—, una forma distinta, ajena a cualquier caretaje, lejos de cualquier pavada. Guardo un cigarro hediondo que me regaló y un chocolatín que le regaló a mi hijo cuando mi hijo era un bebé y no podía aún comer chocolates. Tampoco sé para qué guardo esas cosas.

In: -¿Qué te pareció el discurso de Saccomanno en la inauguración de la Feria del Libro?

MQ: -Buenísimo.

In: -En tu novela Una casa junto al Tragadero hablás de una casa abandonada, de una atmósfera que por momentos se vuelve irrespirable, de un personaje que “elige” ser mudo y de un río que se chupa todo (personas, animales y cosas). Por más que la historia transcurra en otra época, ¿hay también una referencia a los años oscuros de la dictadura?

MQ: -Para nada pensé en la dictadura. Más bien, muy de fondo, está la historia de la conquista del Chaco, que fue otra versión –para mí mucho más buena—de la Conquista del Desierto. El Chaco fue y es uno de los últimos territorios que conquistó el ejército argentino. Yo imaginaba soldados desertores, enloquecidos por el clima y el paisaje hostil, perseguidos por los indios. Pensaba en esos soldados hundidos en esa atmósfera, sin poder salir, y buscaba la manera de escribirlo. Salió otra cosa, al fin y al cabo.

In: -¿Cómo te llevás con la política actual?

MQ: -Supongo que bien. Tengo mis cuotas de frustración, mis expectativas siempre del lado peronista de la vida. Siempre con la alegría popular como premisa, más allá de que yo, en lo personal, sea un tipo más bien retraído.

In: -¿Qué es el Festival Mulita?

MQ: -Una cosa hermosa. Un encuentro que pensamos con Pablo Black como derivación de un proyecto editorial que alguna vez supimos movilizar. Ahora –y de la mano de Noe Carbó, Maia Bradford, Karen Dellamea y Luciano Acosta- nos dedicamos a esto, que es una mezcla de literatura, música, poesía, ruido y armonía. Acabo de volver de Resistencia, exultante por lo que fue, con unas charlas del carajo con Franco Rivero, Tere Andruetto, Carlos Battilana, Daiana Henderson, Martín Kohan, un montón de gente preciosa. Y con un cierre para nosotros épico con Coki&Killer Burritos. Estamos como adolescentes, dispuestos a todo.

In: -¿Estás preparando un nuevo libro?

MQ: -Siempre.



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