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"30 años no son nada": Fito Páez volvió a Vélez con "El amor después del amor"

La frase la dijo él mismo durante el primero de dos shows que agendó para celebrar el aniversario de su disco más importante. Abrazado por miles de personas que se emocionaron tanto como él arriba del escenario, Fito Páez volvió a regalar una noche que quedará en la historia del rock argentino.


Foto: Rocío Bao

Algo falló. Se rompió. No arrancó. "A los errores hay que aprovecharlos... pero igual alguna cabeza va a rodar". Lo que sucedió inmediatamente después de esa frase no estaba en los planes y quedará en la historia: Fito Páez le pidió a un estadio repleto que le regalara un silencio absoluto y comenzó a cantar acapella y sin micrófono "Yo vengo a ofrecer mi corazón".

Ese momento mágico de un hombre solo cantándole a un tsunami de gente no pudo ser más cinematográfico e íntimo a la vez. La emoción visceral suya se transformaba en el trayecto para impactar como un mimo tierno en cada una de las personas presentes en Vélez. Un Vélez que celebra al Vélez de hace treinta años atrás cuando presentó oficialmente "El Amor Después Del Amor" (EADDA).

Fito Páez es una de las personalidades más fuertes del rock nacional. Eso está claro. Pero podríamos decir que a partir del momento que anunció la regrabación de su disco más taquillero y una serie de conciertos que llegaron hacia la primavera para festejar su aniversario se convirtió en "el chico de la tapa" y se robó todo el protagonismo de la escena. 


Foto: Rocío Bao

Hizo todos los Movistar Arena que su agenda le permitió porque, claro, giró por distintas ciudades de la Argentina y del mundo. Ganó un par de Grammys, ganó gaviotas en Viña, se destacó en el Cosquín y avanzó con su biopic que, finalmente, se estrenará antes de finales de abril en Netflix. Y aquí haremos un parate: desde temprano, cuando llegamos caminando al estadio de Liniers, sentimos la presencia de esa producción audiovisual porque la vía pública está llena de carteles pero a eso se le sumó la proyección del trailer antes del show. La lista, cambiada en partes de la que hizo meses atrás, hizo foco -obvio- en EDDA pero tuvo algunos inserts de otros álbumes que ayudaron a contar la vida del artista y nos preguntamos si estos estadios programados (para este sábado 1 y domingo 2) no son una introducción o son un complemento a esa serie tan esperada.

Había pasado ya media hora de lo que figuraba como arranque del show. Todo se oscureció y de repente empezó a sonar la parte instrumental de El amor después del amor, primera en el orden de aparición del disco. La luz spot lo apuntó de repente a Fito en el extremo del escenario, en un rincón junto a las plateas norte. La fiesta había comenzado. 

Tal como lo hizo en sus presentaciones anteriores por el aniversario, siguió con Dos días en la vida (pero sin Fabi, algo que extrañó) y siguió con una versión cambiada de La Verónica. En este tercer tema apareció como invitada Nathy Peluso, a quien Fito bendijo con una certeza: "Es de esas artistas que perdurará". 


Foto: Rocío Bao

La impronta de la joven oriunda de Luján, pero radicada en España desde muy chiquita, le dio un nuevo aire a esa canción que escuchamos desde hace tres décadas y que se estrenó, incluso, antes de que ella naciera. ¿Hay tango en esa interpretación? ¿Hay bolero clásico? Hay compromiso y ganas de hacer algo distinto al pop del mainstream, seguro. 

Entre las y los miles que agotaron la función en el estadio de Vélez había algunas personas que habían estado en ese otro de 1993, otras tantas que a alguno de los Movistar Arena fue y varias que se perdieron esas oportunidades y que se dejaron sorprender por la novedad de una orquesta eléctrica que funciona como un monstruo domador de ese tsunami de intensidades que llega desde el campo y las tribunas

Pensábamos que, quizás, Fito iba a repetir la fórmula de tocar EADDA de principio a fin y sin alterar el orden de lo que es su obra publicada pero cuando llegó el turno de la cuarta canción dio un giro y tocó "11 y 6". En ese momento, quienes habíamos estado en los últimos recitales, supimos que el rosarino había cambiado la jugada. 

Párrafo aparte merece el virtuosismo de la banda que lo acompaña: Diego Olivero (en bajo y coros), Gastón Baremberg (batería y coros), Juan Absatz (voz, teclados y coros), Juani Agüero (guitarra y coros), Vandera (voz, guitarra, teclados y coros) Emme (voz y coros), Juan Barone (percusión), la participación en alguna de las canciones de la coreuta Belén Cabrera y una sesión de vientos integrado por Sudestadahorns, que formó de distinta manera Ervin Stutz (trompeta y flugelhorn), Alejo von der Pahlen (saxo tenor y barítono), Manuel Calvo (trombón), Andrés Germán Ollari (trompeta y flugelhorns), Alejandro Martin (trompeta), Carlos Alberto Arín (saxo alto), Andrés Hayes Coni (saxo tenor) e Iván Exequiel Barrios (trombón). Esa fue su orquesta, su ejército. 


Foto: Rocío Bao

Desgarrador como su nombre lo sugiere, "Naturaleza sangre" fue el primero de los temas que sacudió por su mood enojado. Y para compensarlo con una inyección de amor la lista siguió con "Te aliviará", una pieza que -tal como Fito lo recordó en ese momento- la escribió para uno de sus amores: Fabiana Cantilo. "Ella me pidió que la cantáramos y la verdad es que es una canción tan linda pero nunca tan linda como ella", disparó a modo de presentación. Y ahí la vimos a Fabi, tan brillante como su vestido minifalda plateado.

Después de ese paréntesis de amor (eterno), Fito retomó el orden del disco y tocó "Tráfico por Katmandú" para luego ejecutar una versión distinta de "Pétalo de sal" en la que jugó, incluso, a sacarle sonido de órgano de iglesia (y esas intro de terror) a uno de los tres pianos eléctricos que lo abrazaban en forma de U. 

La incorporación de "Años salvajes" fue lo que nos llamó la atención y nos dio referencias de que la noche llevaba como nombre "El Amor Después Del Amor" no por el disco, solamente, sino por la biopic que se podrá ver a partir del 26 de abril. El repertorio pareció relatar su historia, los momentos que lo marcaron. 

"Un vestido y un amor" llegó en formato reducido pero no se escuchó chiquita. Luego debía entrar el "medley", una suerte de popurrí de ocho temas pero pasó lo que contábamos en el primer párrafo de esta nota. Solucionado lo que sea que haya pasado se cumplió con que estaba en la setlist y vino un bloque arrollador con pedacitos de "Solo los chicos", "Nada más preciado", "Tercer mundo", "Gente sin swing", "Nicaragua", "Hey you!" (con Hernán, de Mala Fama), "Nadie es nadie" y "No bombardeen Buenos Aires" (porque aunque no lo veamos... Charly es como el sol y siempre está). 

"Tumbas de la gloria", "Margarita", "La rueda mágica", "Confía", "Fue amor", "Circo beat" (con Alejo Llanes, de "Alejo y Valentín", como invitado), "Brillante sobre el mic" y una versión extra large orquestada de "Ciudad de pobres corazones" antecedieron a otro momento que quedará para la memoria: David Lebón subió a tocar "A rodar mi vida"

La (primera) noche de Fito se estaba acabando y salió del escenario, haciendo un falso final. Se cambió la ropa y volvió para regalar un pack de cuatro bises: "Cable a tierra" con una base de Boys don't cry (The Cure), "Dar es dar", "Mariposa Tecnikolor" y "Dale alegría a mi corazón". Fuegos artificiales en un momento, papelitos de colores después, la fiesta terminó tras una cachetada de rock porque, tal como lo dijo Fito: "Treinta años no son nada". Todo sigue intacto.



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