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Demi Lovato, entre lo que fue y lo que elige ser

Ocho años después, el público volvió a cantar, saltar y bailar: Demi pasó por Buenos Aires con su Holy Fvck tour y lo hizo de la mejor forma.

Una banda de cinco. Ningún hombre cis a la vista. Batería, teclado, bajo, guitarra y vocalista con guitarra metalera. ¿Dress code? Total black, excepto para la estrella (quien se anima a un look entre vintage, punk y sin género que incluye algo de blanco y makeup fucsia). ¿Son Jem and the holograms? ¿O quizás sus contrincantes, las siempre enojadas Mistifs?

"Demi leaves rehab' again / When is this shit gonna end? / Sounds like the voice in my head / I can't believe I'm not dead". Skin of my teeth es una de las canciones que interpretó Demi Lovato en su regreso a la Argentina tras ocho años de ausencia. Demi se emociona, el público le da todo su amor. El aura es oscura. En sonido no es punk y podría decirse que  se acerca más a un show de Kiss que otra cosa. Pero no podemos negar que la actitud sí es de alguien que se está revelando contra todo lo que supo ser, lo que quisieron que sea, lo que esperaban que fuera por siempre. 

Demi mutó (tal como pasó con Miley Cyrus, también). La chica Disney, la protagonista de Camp Rock, la que tenía un look liviano y feliz, ahora es otra. Pero no es una desconocida, tampoco, porque se para sobre el escenario y hace movimientos tal como lo hace alguien con experiencia en musicales y hasta interpreta canciones de su otra vida, de la vida Disney, pero cambiadas. Es como si hubiese agarrado todo su pasado, los hubiese metido en una coctelera, y tras agregar varios ingredientes más, nos sirve un drink con el que pretende sacudirnos. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Menciona su lucha contra las drogas en las canciones, habla de su sexualidad no binaria en notas, elige cómo quiere presentarse ante su público y el resto. Se llenó de tatuajes que hablan de "elegir al amor" y reinvidica a la religión cristiana con cruces en la piel. Dice que le tocó bailar con el diablo pero la realidad es que habla poco sobre el escenario y agradece a quienes la acompañan. Hace saltar a todo un campo y bailar a la gente en las plateas. 

Demi Lovato estuvo este viernes 9 de septiembre en el Movistar Arena, gracias a la producción de DF. Brindó un show de hora y media en un escenario despojado de decorados o efectos: eran cinco personas con sus instrumentos, aunque sin equipos, caminatas tradicionales de una guitarrista arengando al público, coreografías de pelo y luces efectistas. Casi como si estuviesen en la presentación final de una competencia en un campamento de rock minutos antes de ganar el premio mayor. 

 

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